lunes, 17 de mayo de 2010

¿Todos contra ZP? capítulo 2: regalos fiscales sin justicia social

Siguiendo con la serie de artículos iniciada ayer para rebatir las críticas a Zapatero por la manera de afrontar la crisis, críticas que, como indicaba en el primer capítulo, considero injustas, libero hoy la segunda entrega, dedicada a las medidas fiscales conocidas como "el cheque bebé" y "la rebaja de 400 euros del IRPF".

Hay quien juzga estas medidas desde el prisma de la política social, criticando la injusticia de otorgar dichas ayudas por igual a ricos y pobres.

Esta crítica está basada en un error de base porque el objetivo principal de estas medidas era la inyección de dinero en el mercado para estimular el crecimiento a través del consumo.

En una situación de recesión el gobierno puede estimular la actividad económica a través del consumo y la realización de inversiones públicas.

Para estimular el consumo, es necesario conseguir que aumente el dinero disponible para ello por parte de los consumidores. Hay varios mecanismos para realizarlo: reducción de impuestos que gravan el consumo, reducción de impuestos personales, entrega directa de una cantidad de dinero a los consumidores, reducción de los tipos de interés, etc.

Algunas de estas medidas son específicas para estimular el consumo, como la entrega directa de una cantidad de dinero o la reducción de impuestos personales, y otras, como la reducción de los tipos de interés se dirigen también a la empresa para estimular sus inversiones.

Lo más importante de estas medidas es conseguir que el dinero inyectado en el sistema se dedique por completo al consumo, en lugar de ahorrarlo.

Los gobiernos deben estudiar la situación, el entorno y las características del mercado y sus actores para tratar de encontrar la medida que va a ser más eficaz y a más corto plazo.

La implantación de una medida de este tipo, tiene como criterio principal, por tanto, su impacto en el aumento del consumo, siendo secundaria cualquier consideración respecto a la mayor o menor justicia social en su reparto.

Es lógico que los gobiernos traten de resaltar en su comunicación sobre estas medidas los aspectos más positivos en cuanto a justicia social, pero su eficacia se va a medir exclusivamente en función de su efecto sobre el consumo.

Las dos medidas a las que me refiero en este capítulo entran de lleno en la categoría de las medidas destinadas a estimular el consumo, y únicamente desde este punto de vista deben ser juzgadas.

Puede discutirse si su efecto sobre el consumo ha sido el esperado o no. Yo no tengo datos sobre ello, aunque sí puedo suponer que ese dinero, en base a su reparto en forma de cantidades relativamente pequeñas, en el caso de los 400 euros del IRPF, y a su coincidencia con un momento de grandes gastos en el del cheque bebé, hayan acabado efectivamente siendo gastadas de inmediato, con lo que su efecto habría sido amortiguar la caída de la economía, tal como se buscaba.

En consecuencia, también en este caso, se trató de medidas que legítimamente pueden considerarse como adecuadas a la situación y los problemas existentes en su momento. Se trata de un punto de vista avalado por la mayoría de los economistas.

Zapatero acertó también, por tanto, al implantar el cheque bebé y rebajar los 400 euros del IRPF para estimular el consumo en un momento de recesión.

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