La Brunete mediática y económica mundial exige ortodoxia económica (es decir liberalismo económico puro y duro) a los gobiernos de todo el mundo.
Los gobiernos socialistas realistas saben, desde Felipe González, que para poder repartir riqueza primero hay que crearla y se ven obligados a plegarse a dichas exigencias.
Pero es legítimo defender otro modelo, rechazar la demonización del déficit público y el camino único para la salida de la crisis.
Hay otras opciones más acordes con las ideas progresistas y tenemos la obligación de defenderlas.
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