martes, 23 de febrero de 2010

22 de febrero: dia internacional por la igualdad salarial

Según diversos estudios europeos, se estima que una mujer debe trabajar un mes y veintidos días más al año para ganar lo mismo que un hombre.

Ayer, 22 de febrero, las mujeres han logrado alcanzar el volumen de ganancias que los hombres habíamos conseguido el 31 de diciembre del año pasado.

Se trata de una situación a todas luces injusta y anómala que, además de generar desigualdad entre hombres y mujeres, penaliza fuertemente la economía y la felicidad de todos, hombres y mujeres.

El próximo viernes el Consejo de Ministros del Gobierno de España aprobará la designación del 22 de febrero como día por la Igualdad Salarial.

Con los argumentos anteriores como punto de partida, el grupo socialista en el Congreso de los Diputados (y Diputadas, como apuntaba Rafaela Pastor) organizó ayer una Jornada Parlamentaria por la Igualdad Salarial a la que tuve la suerte de asistir.

La práctica totalidad de las intervenciones han coincidido en su postura respecto a este asunto, por lo que he decidido hacer un resumen de la Jornada, que podeis leer a continuación, sin distinguir el autor de cada fragmento con el fín de darle una legibilidad más simple.

La brecha salarial en Europa entre hombres y mujeres es del 17%.

La tasa de ocupación de la mujer baja entre las que tienen hijos a su cargo, mientras que en el caso de los hombres en la misma situación, dicha tasa sube.

La mayor parte de la brecha salarial se debe a los complementos que se pactan fuera de las negociaciones salariales.

Las mujeres tienen una mayor tasa de temporalidad en sus contratos de trabajo.

Un 33% de las mujeres trabajan a tiempo parcial frente a un 8% de los hombres.
Eso significa que la conciliación entre la vida laboral y familiar la soportan íntegramente las mujeres.
Para corregir esa anomalía es preciso avanzar en la Co-responsabilidad.

La discriminación de la mujer se puede explicar por razones historicas, pero la brecha salarial no, porque la incorporación de la mujer a la actividad laboral retribuida es relativamente reciente.

La independencia económica es el eje de la libertad individual, y esa libertad individual de la mujer es la que se dificulta con la brecha salarial.

La discriminación salarial desactiva el interés de la mujer por incorporarse al mundo laboral retribuido.

Hacen falta personas singulares que desde sus puestos de responsabilidad actuen para combatir la brecha salarial.
Alguien dijo que las únicas revoluciones que permanecerán son las revoluciones personales, aquellas que cada uno de nosotros realizamos al creernos de verdad las ideas y llevarlas a la práctica.

La incorporación de 8 millones de trabajadores nuevos (más de la mitad mujeres) desde 1994 y la llegada de inmigrantes han supuesto la mayor transformación del mercado laboral en España.

Pese a afirmar que la brecha salarial acabará desapareciendo de forma natural con la evolución de la sociedad, el representante de la CEOE sostiene que para resolver la discriminación son necesarias medidas educativas que cambien las actitudes culturales y sociales contrarias a la igualdad, porque no basta con aprobar leyes de igualdad y que las entidades sociales y empresariales tengan la voluntad de resolverlo para que la brecha desaparezca.

El peso importante de la antigüedad en el cálculo de los salarios explica en parte la brecha salarial según el representante de la CEOE, por lo que una política retributiva que rebaje la importancia de la antigüedad y aumente la de los méritos y la consecución de objetivos favorecerá la igualdad.
Equilibrar la tasa de actividad entre ambos sexos es la clave para la sostenibilidad de la Seguridad Social.

La economía sumergida genera más desigualdades que la economía oficial.

Uno de los aspectos del acuerdo recientemente firmado entre la patronal y los sindicatos es el desarrollo de planes de igualdad como prolongación de acuerdos y planes anteriores consecuentes a la ley de igualdad del 2007.

El abuso del tiempo parcial puede deteriorar más las condiciones laborales, ahondando la brecha salarial al afectar más a las mujeres.

No se puede dejar la organización del trabajo únicamente en manos de las direcciones de las empresas, es preciso que los sindicatos vayan más alla de ejercer una función meramente consultiva para contribuir a facilitar la conciliación entre la vida laboral y la personal.

Para la empresa, un hombre con hijos es una garantía de fidelidad, mientras que una mujer con hijos representa un problema.

El abuso en España de la contratación temporal limita la eficacia del contrato a tiempo parcial.

La brecha en las pensiones entre hombres y mujeres duplica a la brecha salarial entre los trabajadores y las trabajadoras en activo.

Las mujeres no se resignan a aceptar la organización del trabajo propuesta por las empresas actualmente. Su influencia será beneficiosa en la racionalización de los horarios.

La Revolución Industrial estableció los roles de hombres y mujeres: los hombres se ocuparían del trabajo remunerado y las mujeres del trabajo doméstico.

Un hombre inactivo suele ser un jubilado, mientras que una mujer inactiva suele ser alguien que trabaja únicamente en su casa sin remuneración.

La mujer es hoy la principal beneficiaria de las pensiones no contributivas, ya que ha tenido menos oportunidades de realizar un trabajo remunerado.

Existe en la actualidad un programa dotado con 1058 millones de euros para el desarrollo de la educación de 0 a 3 años, algo que contribuirá a ayudar a la conciliación de la vida familiar y laboral para los padres y madres de niños en esa franja de edades, actualmente no cubiertas completamente.
Es preciso desarrollar un nuevo modo de organizar el uso del tiempo.

Debemos incorporar la sostenibilidad de género como uno de los aspectos de la economía sostenible.

La mayoría de las encuestas oficiales actuales no toman en consideración la desagregación de los datos por sexo. Esto dificulta el análisis preciso de la situación de las mujeres y, en consecuencia, la resolución de los problemas existentes.

La afirmación de que la brecha salarial desaparecerá de forma natural es errónea y engañosa.

La diferencia que existe entre el salario pactado y el realmente percibido contribuye a incrementar la brecha salarial.

La desigualdad es, sobre todo y en primer lugar, un problema de competitividad económica, porque es utilizado por las empresas para reducir sus costes salariales.

No se debe hablar de conciliación, sino de co-responsabilidad.

La discriminación salarial supone desaprovechar mucho talento en la economía de un país.

La actual crisis supone un riesgo que puede retrasar la consecución de la igualdad si no intervenimos.

La igualdad se puede analizar también desde el punto de vista de los beneficios que proporciona a las empresas y a la economía en general:


  • mejora el ambiente laboral

  • mejora el aprovechamiento de los recursos disponibles

  • proporciona una mayor productividad y

  • mejora la imagen de la empresa

El discurso ideológico no es suficiente, en realidad es poco útil, para la reducción de la brecha salarial. Es preciso realizar propuestas sobre la base del conocimiento del funcionamiento del mercado laboral.


Es preciso que cada reforma legislativa y cada decisión acordada en las negociaciones colectivas lleven aparejado un análisis de su impacto en la situación salarial y laboral de las mujeres.


Por ejemplo, el convenio de los pilotos de Iberia prevé el paso automático a un nivel retributivo superior sobre la base del número de horas de vuelo realizadas en los dós últimos años. Esta medida discrimina a las mujeres que, en el caso de la que tenga dos hijos, perderá durante su vida laboral dos subidas de nivel respecto a sus compañeros masculinos debido a la imposibilidad de volar durante una parte del embarazo y el permiso de maternidad. Es curioso que a los pilotos destinados temporalmente a labores de oficina no se les aplique dicha restricción.


La opacidad de los datos salariales en España supone una dificultad a la hora de analizar la desigualdad salarial y actuar en su solución.


Uno de los colectivos más castigados por la discriminación laboral y salarial es el de las trabajadoras del servicio doméstico. Además de su integración en el régimen general de la Seguridad Social, sería conveniente modificar la regulación de su trabajo puesto que la actualmente en vigor es perjudicial para ellas.


Durante el presente año, 2010, está previsto realizar una evaluación de los resultados y el grado de cumplimiento de la Ley de Igualdad.


Todo el contenido de la Jornada está disponible en el canal de Youtube de la Organización Sectorial de Participación Ciudadana del PSOE


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