Irse de vacaciones al final de Octubre es realmente exótico.
Si además eliges como destino el noroeste del antiguo reino de León, la tranquilidad está asegurada.
Los trabajos de preparación para organizar un viaje hoy son muy diferentes de lo que teníamos que hacer veinte años atrás.
En primer lugar, la información, que antes había que buscar en oficinas de turismo, libros guía y el mapa oficial de carreteras, ahora se busca desde casa o la oficina por internet.
Las reservas de hoteles se hacen por internet también.
En mi caso, para orientarme en la reserva de Zamora, llamé, cuando me dirigía andando por la calle camino del restaurante a la hora de la comida, a un amigo de la zona que me recomendó varios hoteles y restaurantes. Localicé el teléfono del parador de Zamora, que era la primera opción, desde el móvil y el servicio de información me envió el número mediante un mensaje corto.
Cuando me senté en la mesa ya estaba hablando con el servicio de reservas y antes de que me sirvieran la cerveza ya tenía mi reserva hecha.
Nuestro primer destino era una casa rural en un barrio del pueblo de Aldeadávila. Sin haber mirado una sola vez el mapa de carreteras, antes de salir, programé el navegador de mi coche que empezó inmediatamente a darme instrucciones para llegar a mi destino por el camino más corto.
Por el camino decidimos comer en Salamanca. ¿Dónde? El Tom Tom se encargó de indicarnos algunos restaurantes en la zona, llamamos por el teléfono móvil (conectado en bluetooth) y confirmamos que abrían los lunes.
Tras la comida, al llegar a la casa rural, nos recomendaron varios miradores para disfrutar de las mejores vistas de los cañones del Duero y la impresionante presa de Aldeadávila. Los caminos de ida y vuelta a todos ellos los hicimos sin sobresaltos, como si nos acompañara un amigo del lugar, aunque con la ventaja de que no se enfadaba cada vez que me equivocaba de camino, se limitaba a recalcular la ruta y seguir dando las instrucciones con toda amabilidad.
Llegando a Zamora recordé que mi amigo había hablado de un restaurante interesante junto a un molino de agua en el río y le llamé para pedirle el nombre (Las Aceñas, muy recomendable) El resto del relato tecnológico os lo ahorro, sólo os diré que el pescado que nos sirvieron estaba de rechupete, el precio muy razonable y las vistas soberbias.
Movernos por cualquiera de las zonas, ya sean urbanas o rurales, cuando vamos a pié, tampoco tiene ningún misterio, el teléfono móvil con GPS y Google Maps te dice dónde estás, dónde están los restaurantes, parkings, monumentos, o lo que sea.
Publicamos las fotos que vamos haciendo sobre la marcha y nuestros amigos las pueden ver desde su casa o su lugar de trabajo casi al mismo tiempo que las hacemos.
Mientras estaba de viaje, aprovechando algunos ratos de descanso, he debatido con interlocutores de todo el mundo sobre temas políticos o deportivos, he validado el viaje de un colaborador o participado en el lanzamiento de una iniciativa solidaria de un grupo de amigos para luchar contra el hambre en el mundo. Todo ello desde mi ordenador portátil, que se conecta desde cualquier lugar de España mediante una conexión por radio, sin cables.
Y este relato del viaje queda inmediatamente a disposición del mundo entero.
Aunque sólo lo leereis unos pocos incondicionales o despistados.
Si hace veinte años hubiera leído un relato similar, habría pensado que el autor, sin duda escritor de ciencia ficción, tenía una imaginación impresionante.
A veces da vértigo mirar hacia atrás, incluso sin alejarnos mucho. El salto ¿hacia arriba? ha sido verdaderamente impresionante.
Me gusta vivir esta época.
miércoles, 28 de octubre de 2009
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Mira que eres friki.... :p, y encima sin darte cuenta. Ale..a disfrutar del par de días que os quedan!!!
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