Hoy, como cada día, voy a intentar cambiar el mundo para hacerlo un poco mejor.
Para ello voy a reflexionar y hacer propuestas que ayuden a combatir el cambio climático.
Voy a escribir dos artículos, uno cuando empieza el día 15 de octubre y otro más tarde, antes de que acabe.
Todavía no sé de qué irá el segundo.
El primero, éste que estás leyendo, trata sobre la irracionalidad del crecimiento económico permanente, que además de arruinar el planeta en el futuro, nos hace menos felices en el presente.
El crecimiento económico constante predicado por casi todos los politicos y economistas políticos, es algo irracional. El crecimiento económico consiste en aumentar la cantidad de riqueza producida. El objetivo de la producción de riqueza es la obtención de los bienes y servicios necesarios para la ciudadanía, para la humanidad.
Los bienes y servicios se pueden consumir inmediatamente o almacenar, si es posible, para su uso posterior.
Las personas son las destinatarias de la riqueza producida.
Hay un límite a la cantidad de riqueza que podemos utilizar, y ese límite viene marcado por la cantidad de personas existentes para consumirla. El límite máximo de la riqueza que podemos consumir está fijado por el número de habitantes de la Tierra.
Desde el comienzo de la Revolución Industrial, en la segunda mitad del siglo dieciocho, la capacidad de la humanidad para producir riqueza ha crecido de modo exponencial gracias a los adelantos tecnológicos.
Durante muchos años, la capacidad de la población de los paises más avanzados para absorber la creciente producción se ha mantenido.
A partir de la segunda mitad del siglo veinte el sistema ha empezado a dar síntomas de saturación.
Las sociedades del mundo industrial han utilizado varios procedimientos para enfrentarse a este problema de saturación. Todos estos procedimientos han tenido un objetivo común: mantener el crecimiento de la producción y conseguir que alguien la consuma.
Primero se ha inducido a la población a mejorar su calidad de vida consumiendo más productos y más sofisticados.
Luego se ha promovido la renovación de los productos consumidos en plazos cada vez más cortos.
Se ha aprovechado el crecimiento demográfico, que nos da más consumidores, fenómeno que hemos explotado varias veces gracias a catástrofes, naturales o provocadas por el hombre, que han diezmado la población de los paises industrializados permitiendo recomenzar el ciclo.
Más tarde hemos añadido servicios además de los productos, lo que nos ha dado un margen adicional de crecimiento.
Finalmente, hemos extendido las ventajas del consumismo a los paises menos desarrollados de América y Asia.
Pero el sistema empieza a mostrar signos de agotamiento. Cuando los grandes paises de América del Sur y Asia consuman al mismo nivel que Europa Occidental y América del Norte, teniendo en cuenta el relativamente pequeño tamaño de Africa en términos de población, será difícil mantener el incremento constante de la producción.
La producción intensiva creciente es la razón principal de la emisión de gases de efecto invernadero y del agotamiento de los recursos naturales, dando lugar a un crecimiento insostenible por excesivo.
Para explicarlo de un modo simple, si ya hemos producido todos los coches y todos los zapatos que necesitamos para los próximos cinco años, los fabricantes de coches y zapatos deberían parar su producción durante un tiempo y mantener o reducir el ritmo posteriormente.
Pero el hecho de que ya tengamos toda la riqueza que necesitamos, gracias, como decía anteriormente a los avances tecnológicos, no debería ser algo malo desde el punto de vista económico, al contrario, debería ser muy positivo.
Para que esto sea así, necesitamos cambiar nuestro modelo de sociedad, porque el modelo actual necesita que sigamos creciendo para poder dar empleo a todos.
Porque nos hemos empeñado en mantener varios principios contradictorios entre sí:
- El uso del empleo para repartir la riqueza
- El tiempo de trabajo alrededor de las 40 horas semanales
- El aumento permanente de la productividad
- La conservación del medio ambiente
Pero si queremos usar el empleo como instrumento para repartir la riqueza, necesitamos mantener el número de empleos lo que, necesariamente supondrá un aumento de la producción.
Ese aumento de la producción, además de perjudicar al medio ambiente, nos creará un problema de saturación difícil de resolver porque un día no muy lejano, ya no tendremos margen para aumentar el consumo, como explicaba anteriormente.
La única solución para combatir el cambio climático y conservar el medio ambiente pasa por romper esta lógica diabólica, lo cual requiere un cambio de modelo económico que sólo será posible con un liderazgo sólido y decidido por parte de los dirigentes políticos.
Los partidos políticos, los "Think Tanks", los economistas políticos, y los filósofos, deberían estar en este momento reflexionando sobre este asunto y preparando la evolución de la sociedad.
Sin ver muy clara cuál será la solución mágica, tengo la sensación de que ésta, además de salvar el medio ambiente, nos hará más felices en nuestro día a día porque podremos, muy probablemente, empezar a beneficiarnos al fín del progreso tecnológico y científico con más tiempo libre.
Qué buen post Bernardo. Me ha gustado mucho!!
ResponderEliminar"Los partidos políticos, los "Think Tanks", los economistas políticos, y los filósofos, deberían estar en este momento reflexionando sobre este asunto y preparando la evolución de la sociedad"
Yo creo que los que debemos preparar el cambio somos los ciudadanos, y no dejar a caprichos de unos lo que tenga que pasar el día de mañana, supongo que nadie se cree lo del primo de Rajoy ni las tesis de que nada se puede hacer contra el cambio climático porque es algo ciclico de la naturaleza... en fin que hay que implicarse más.
Por cierto incluye tu post en YoPolitico que será quien agregue los post de España!