En Denia me esperaba el "Furtivo I", un velero de 15 metros de eslora en el que íbamos a hacer un crucero de una semana alrededor de Menorca.
Nos acompañaban a Palma Jens, el marinero que ayudará a Raúl durante la semana de crucero, La compañera de éste, Angélica y su hija, que desembarcaron en Palma.
Zarpamos poco después de las once de la noche, con algo de retraso sobre lo previsto, en la oscuridad de la noche, que la Luna aún no había comenzado a romper.

Cuando, repuesto del incidente gástrico, me hice cargo de la guardia frente al timón a las 5 de la mañana, tuve la oportunidad de vivir, durante dos horas, a solas con el mar levemente agitado y la Luna que iluminaba el inmenso espacio negro a mi alrededor, desde su posición junto a Jupiter, por la banda de estribor.
Hacia el final de mi turno de guardia el cielo comenzó a iluminarse, muy levemente al principio, para terminar mostrando, al cabo de unos minutos, en el horizonte, el círculo dorado, casi rojo, de la salida del Sol.

Mas tarde, tras un reparador sueño en el camarote y un período de transición desde la bañera del barco, pude, por fin, engullir parte de la tortilla y el pollo empanado que Angélica había preparado para la travesía llegando al puerto de Palma a las cuatro de la tarde.

-- Desde Mi iPad, a bordo del Furtivo, en el puerto de Ciudadela, a las siete de la mañana del lunes 2 de Agosto.
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