jueves, 10 de junio de 2010

Israel: Estado número 51 de la Unión (Segunda parte)

Escribo este post para contestar a un comentario anónimo a mi artículo sobre la agresión israelí a la flotilla que se dirigía a Gaza el pasado 31 de mayo
La extensión de la respuesta me obliga a publicarla en forma de artículo.

En el tema de Israel los pronnciamientos suelen ser radicales a favor o en contra. O lo consideras un estado terrorista o lo consideras un estado víctima de los terroristas árabes. No suele haber término medio.
Yo trato de acercarme a este asunto del modo lo más objetivo posible, y por eso mismo, huyendo de las equidistancias.
Por otro lado, pretendo también huir de los formalismos políticamente correctos y llamar al pan, pan y al vino, vino.
En primer lugar, Israel es la única democracia real de la zona y sus ciudadanos han elegido sistémáticamente a partidos que han formado gobiernos con la misma política y, desde hace muchos años, las únicas rectificaciones son para castigar a gobiernos excesivamente blandos. Por esa razón, considero responsable de las acciones del gobierno israelí al pueblo de ese país.

En segundo lugar, El estado de Israel se fundó sobre una decisión muy polémica y discutible de partición de Palestina forzada por las potencias tras la segunda guerra mundial, bajo la presión armada y política del partido sionista, considerado terrorista en aquella época, y bajo la consideración de víctima de la etnia judía por las atrocidades de los nazis.
Aquella partición supuso la expulsión injusta de los palestinos de sus propias tierras.
Más tarde, como el estado de Israel así creado era inviable por su escaso territorio y su enfrentamiento armado con los palestinos y demás estados árabes de la zona, Israel decidió unilateralmente anexionarse por la fuerza mediante la llamada guerra de los seis días, casi todo el territorio de Palestina, expulsando a los palestinos de la parte que les había dejado la partición anterior.
Además pretendía que los palestinos renunciasen a su tierra y admitiesen que su territorio nacional era Jordania y que debían irse a vivir allí.
Resulta difícil imaginar que un pueblo expulsado de sus tierras por la fuerza de un modo tan evidente acepte esa derrota y se vaya a invadir el país de al lado.
El pueblo palestino, lógicamente ha tratado de recuperar su territorio, y ha utilizado para ello los medios pacíficos y violentos que ha tenido a su alcance.
El estado de Israel, bajo la justificación de defenderse de la violencia palestina ha entrado en una espiral de uso de la fuerza que nos ha conducido a la situación actual y que no tiene salida.
Los métodos empleados por los palestinos para recuperar su territorio son exactamente los mismos que utilizaron los sionistas para lograr la creación de su estado y la victoria en la guerra de los seis días: conseguir armas de modo ilegal, con la complicidad de gobiernos con intereses estratégicos, violando las leyes internacionales.
Todas las negociaciones de paz no han sido hasta ahora más que maniobras de distracción para dar una válvula de escape a la presión internacional mientras por detrás iban afianzando su ocupación y avanzando en la expulsión de los palestinos de sus tierras.
Israel es el único país de la zona que tiene la bomba atómica. Y eso, desde hace muchos años, no pudiendo imaginarse nadie que lo hicieran sin la aprobación de los Estados Unidos, que utilizaron a Israel como un bastión para frenar la influencia soviética en la zona.
Se habla, para justificar el apoyo de los Estados Unidos a Israel de la enorme influencia del lobby Judio en aquel país. Pero eso no es aceptable, no sería posible admitir tantas ilegalidades y tantas atrocidades, cometidas con el mayor de los descaros, únicamente por la influencia de un grupo de presión con mayor o menor poder económico. Y eso a través de distintas administraciones de signo opuesto. No, los hechos indican claramente, al menos desde mi punto de vista, que no se trata de que los Estados Unidos estén aceptando de mejor o peor grado las acciones de Israel, no, por el contrario, Israel desarrolla la política defensiva frente al mundo árabe hoy, y frente al comunismo en el pasado, que le marcan los Estados Unidos, y a cambio tienen libertad absoluta para manejar a su antojo los asuntos territoriales y de relación con el pueblo palestino.
Israel únicamente se sostiene por el apoyo de los Estados Unidos, y ese apoyo incluye la presión necesaria para que Europa no se meta en exceso con ellos, en una política que a veces llega al bochorno, como cuando los israelitas bombardeaban los edificios que Europa había pagado en Cisjordania y Gaza ante la pasividad absoluta de Europa, que volvió a pagar su reconstrucción.
En una guerra se cometen atrocidades siempre y por parte de ambos bandos, pero los análisis que consideran a Israel una víctima en esta historia, están hechos desde el olvido del origen del conflicto, tras la segunda guerra mundial y desde la aceptación de la legalización de facto de las conquistas injustas obtenidas mediante el uso de la fuerza.
La historia la escriben los vencedores, y en este caso el vencedor es Israel.

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