Hay una opinión generalizada últimamente que dice que la derecha, que es mayoritaria en Europa, está aplicando políticas de izquierdas.
Hoy, sin ir más lejos, El País publica un artículo de Antonio Estella, profesor de derecho de la Universidad Carlos III, con el título "políticas de izquierda, gobiernos de derecha".
Se trata, en mi opinión de un error de bulto al atribuir a ciertas medidas el calificativo de "izquierdas", cuando las medidas no son de izquierdas o de derechas, son eficaces o ineficaces, adecuadas o inadecuadas.
Lo que es de izquierdas o de derechas son los valores o principios que inspiran las medidas, así como los objetivos que se pretenden alcanzar (ver mi artículo sobre esta tema teórico en este mismo blog)
En el caso actual, todos piensan, equivocadamente, que la aplicación del llamado "neo-keynesianismo" significa aplicar políticas socialdemócratas.
En realidad, seguir las recomendaciones de John Maynard Keynes incrementando el gasto público para sustituir la falta de consumo e inversión privadas, es decir aplicando medidas económicas anticíclicas, es simplemente, la solución más adecuada para salir de una recesión como la actual.
Pero estas políticas únicamente sirven para incrementar o recuperar la creación de riqueza, y ese objetivo es compartido por la derecha y por la izquierda. Es el punto de partida básico necesario. todos necesitamos lo mismo. Es sentido común, no ideología de izquierdas o de derechas.
Mi admirado John Keneth Galbraith lo explicaba de modo claro e incluso divertido en su clásico "Historia de la Economía", que recomiendo a nuestro profesor de derecho citado anteriormente que lea antes de escribir sobre un tema que, visiblemente, no domina.
La diferencia entre la derecha y la izquierda viene en el paso siguiente: en el reparto de la riqueza producida.
La izquierda pretende distribuir dicha riqueza de un modo más igualitario, más justo desde nuestro punto de vista, limitando las diferencias y favoreciendo a los más pobres, fundamentalmente mediante la implantación de una serie de servicios públicos básicos para todos (sanidad, educación, transporte, cultura, etc.)
Y ésto se puede hacer tanto con la riqueza generada mediante medidas keynesianas como con la riqueza resultante de medidas liberales (reducción de impuestos, etc., que en determinadas coyunturas pueden ser más eficaces para generar la riqueza)
Basta recordar la diferencia entre la política de Bill Clinton, que dedicó, en la medida en que se lo permitieron, una parte del superávit que consiguió con medidas económicas marcadamente liberales, a financiar la recuperación parcial del sistema de salud público de su país y la política de su sucesor que dedicó ese mismo superávit a financiar las bajadas de impuestos, especialmente a los más ricos.
Por éso, ante la próxima etapa que se nos avecina en Europa, no debemos pensar que los gobiernos de derechas van a llevar a cabo políticas de izquierdas. Lo único que tenemos casi asegurado es que van a utilizar la financiación pública para salir de la crisis, pero no es probable que hagan un reparto de la riqueza generada satisfactorio desde nuestro punto de vista.
El objetivo de la izquierda debe ser, en los países en los que gobierna aplicar las medidas anticíclicas citadas para salir de la crisis y repartir la riqueza generada de acuerdo con nuestros principios de Solidaridad, Justicia e Igualdad. Y en los países en los que está en la oposición, apoyar las medidas anticíclicas que están aplicando sus gobiernos y presionarles para que el reparto de la riqueza siga nuestros principios, denunciándolos ante los ciudadanos cuando no lo hagan.
miércoles, 10 de junio de 2009
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