jueves, 15 de enero de 2009

El pueblo de Israel es responsable

Israel es un estado democrático.
Desde el principio ha desarrollado una política basada en el uso de la fuerza contra los palestinos para lograr su propósito de disponer de un territorio propio cuyos límites son decididos por ellos unilateralmente y de garantizar la seguridad de sus habitantes.
El pueblo de Israel ha tenido numerosas oportunidades de pronunciarse por medio de las elecciones generales sobre la politica de sus sucesivos gobiernos, y sistemáticamente ha avalado la mencionada política, bien renovando el mandato, bien otorgándoselo a otra mayoria que ofrecía lo mismo de modo más fiable.
En consecuencia, creo que se puede afirmar que el pueblo de Israel, es decir una mayoría muy amplia de sus habitantes con derecho a voto, es responsable de los actos de guerra de su gobierno.
Esto significa que esos mismos habitantes deben asumir personal y directamente las consecuencias de dicha política.
Yo personalmente condeno el uso de la violencia en todos los casos salvo en el de defensa propia inmediata.
Sin embargo, no siento en lo personal la misma solidaridad con las víctimas israelíes de la respuesta violenta de los palestinos a sus agresiones (respuesta que condeno tajantemente) que la que siento ante la mayoría de las víctimas de la violencia en los otros conflictos.
Creo que este sentimiento es compartido por muchas personas que condenamos por igual la violencia de Hamas y la de Israel, y que tenemos muchas dificultades para adoptar una posición a favor de unos o de otros en el conflicto, porque ambas partes casi siempre pierden la razón con sus actos.
Es evidente la asimetría de la situación respecto al pueblo palestino, que vive ocupado y sometido al régimen de vida que decide Israel por la fuerza, y cuyos habitantes deben decidir sus actos desde una situación en muchos casos desesperada.
Por otro lado, creo que es exigible a un estado democrático, perteneciente al mundo desarrollado, con una población cuyo nivel de ediucación es equiparable al de los paises más avanzados, que limite el uso de la violencia al mínimo necesario para mantener el orden público, y que no la utilice contra la población civil del modo manifiestamente excesivo con que lo hace Israel en estos momentos.
Por esta razón me he manifestado el domingo en Madrid en contra de la utilización de la violencia por parte de Israel para pedirle a su gobierno que detenga inmediatamente su agresión y que utilice medios homologables con los de las democracias modernas, respetuosos con los derechos humanos y con las leyes internacionales para combatir el terrorismo de Hamas.
Y no me manifestaré contra la acción de Hamas, manifiestamente menos violenta, al menos en volúmen, mientras el estado de Israel continúe alimentando con su actitud violenta los argumentos de su vecino.
Si el estado de Israel no responde a mi solicitud, expresada con educacíón y civismo de modo pacífico junto con una gran cantidad de personas en toda España y en el resto del mundo, no entiendo por qué Hamas, es decir, el partido que ganó las últimas elecciones en Palestina es considerado por la comunidad internacional como una organización terrorista y en cambio los partidos que gobiernan en Israel no son considerados, ellos también, como organizaciones terroristas y tratados como tales.
Creo que hay un límite para todas las cosas y el de la tolerancia con respecto a la agresividad de Israel se ha rebasado hace mucho tiempo.

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