Se critica estos días a Zapatero atribuyéndole dos errores:
- No tener un plan claro e improvisar las medidas para hacer frente a la crisis
- Actuar de modo excesivamente autoritario sin tomar en cuanta a sus ministros ni al partido
Hace poco que milito en el PSOE, y nunca había militado en otro partido, por lo que no conozco bién el funcionamiento normal de un partido político y no sé cuánto hay de anómalo en la forma en que se hacen las cosas en el mío en la actualidad.
Por esta razón no entraré a analizar el segundo punto, y me limitaré a decir al respecto que percibo en el PSOE una doble frustración, la de los militantes que querrían participar más y creen que la estructura actual no se lo permite, y la de los cuadros del partido que tienen la sensación de que los militantes no participan tanto como ellos, los cuadros, querrían.
En mi opinión hay una incomprensión en algún punto que sería bueno resolver.
Respecto al primer punto, sin embargo, creo que hay mucho de oportunismo por parte de los que emiten las críticas, y creo que son radicalmente injustas.
Digo que hay oortunismo porque es muy fácil criticar las medidas del gobierno a posteriori en función del resultado,
Pero sobre todo me parece injusto acusar al gobierno de no tener un plan frente a la crisis, de improvisar y de dar bandazos.
Desde el principio de la crisis se supo que ésta iba a tener un fuerte impacto sobre el empleo en España. Y también se supo desde el principio que la composición del tejido productivo en España era deficiente y estaba demasiado apoyado en la construcción y con escasez de actividades de alto valor añadido y trabajadores de alto nivel de formación.
Por cierto, que esto último se sabía y se había denunciado desde el primer gobierno de Aznar, y no se hizo nada por remediarlo durante las dos legislaturas del PP, y algo, aunque demasiado despacio en la primera del PSOE.
Frente a este diagnóstico, el gobierno de Zapatero estableció un plan con tres objetivos a alcanzar por este orden (de prioridad y cronológico):
- Intervenir con rapidez para paliar la caída del empleo mediante inversión pública intensiva en mano de obra
- Restablecer el funcionamiento del sector financiero, que se había ido al garete en otros países y amenazaba con provocar el desplome del español
- Promover un cambio de la composición del tejido productivo de España para aumentar el peso de las actividades intensivas en conocimiento (como la biotecnología, la industria aeroespacial, las energías renovables o las tecnologías de la información) y reducir el de las actividades intensivas en mano de obra no cualificada (como la construcción)
Respecto al primer objetivo, nadie puede negar que ha sido un éxito porque el plan "E" se diseñoó para poder lanzar simultáneamente en toda España un gran número de obras públicas que dieran empleo a los trabajadores que más iban a sufrir el impacto de la crisis, los de la construcción.
Y se hizo del único modo posible, apoyándose en los ayuntamientos de toda España y logrando tramitar en un tiempo récord una enorme cantidad de proyectos que han permitido reducir el impacto sobre el empleo de la crisis, que ya se anticipaba muy importante en España.
Se pueden discutir las cifras y el resultado, algunos pueden decir que el empleo ha crecido mucho en España, duplicando la cifra de parados del principo de la crisis, y otros pueden decir que en otros países de nuestro entorno, incluyendo a los más avanzados, el porcentaje de parados se ha multiplicado por tres, aunque, al partir de cifras más bajas, la diferencia en términos absolutos ha aumentado.
Por mi parte, no voy a polemizar sobre ello, simplemente constato el hecho de que gracias a estas inversiones se han podido conservar muchos puestos de trabajo que ,sin esa rápida reacción, habrían pasado a engrosar aún más las cifras del paro.
El segundo objetivo se ha logrado también, el sector financiero en España, gracias a nuestro modelo regulatorio, que se ha utilizado como ejemplo de lo que hay que hacer a escala mundial, no ha sufrido la hecatombe de Estados Unidos, Reino Unido y otros grandes países europeos y aunque se han reducido los créditos y endurecido las condiciones para obtenerlos, el impacto ha sido menor y menos duradero en España que en otros paises.
En cuanto al tercer objetivo, la capacidad para realizarlo desde el gobierno es muy limitada, y el resultado final sólo se puede obtener a largo plazo.
El gobierno anunció en su día las líneas generales de los objetivos detallados a conseguir, indicando los sectores a promover (los citados anteriormente)
Ahora, en el momento de preparar los presupuestos del año próximo, deben definirse las medidas concretas a adoptar.
Teniendo en cuenta la posición de minoría del PSOE en el parlamento, que le obliga a negociar todas las leyes, agravada por la decisión valiente de arrebatar el gobierno al PNV en Euskadi, es difícil para el gobierno anunciar las medidas concretas de la ley de crecimiento sostenible antes de haberlas negociado con sus potenciales socios.
El coste para las arcas de los españoles que ha tenido el plan de choque para resolver los dos primeros objetivos mencionados anteriormente limita las posibilidades de actuación del gobierno al reducir los fondos disponibles. Esto supone una dificultad adicional para el diseño del plan de ecoomía sostenible.
En estas circunstancias sería deseable un gran acuerdo de los partidos, con un esfuerzo de generosidad (responsabilidad diría) por parte de la oposición para facilitarlo.
Observando todo ésto, yo no veo la improvisación por ninguna parte.
En Octubre de 2008, Carlos Mulas, Director de la Fundación Ideas y asesor económico del gobierno, dió una charla sobre la crisis que nos llegaba en la Agrupación socialista de Leganés y explicó la situación y los planes del gobierno, aproximadamente en los términos expuestos anteriormente.
No quiero concluir sin hacer una referencia a los famosos 400 euros de rebaja del IRPF para todos. Ahora muchos dicen que fué un error. Pero en todos los manuales de eonomía, desde Keynes, aparece ese tipo de medidas como una de las adecuadas, en caso de riesgo de recesión, para evitarla relanzando el consumo. Cuando se anunció hubo muchos artículos en la prensa opinando a favor y en contra y sugiriendo otras medidas similares, de transferencia de dinero de las arcas del estado a los ciudadanos. En este momento no sé si el efecto de esta medida ha sido positivo, ni tampoco sé si otra medida habría resultado más eficaz, pero en aquel momento era legítimo para el gobierno utilizar el excedente presupuestario con una medida que podía ayudar a evitar la recesión y además le favorecía electoralmente.
En suma, no hay improvisación, hay un plan que se sigue desde el principio, adaptándolo a la evolución de la crisis, y hay sobre todo una gran sensibilidad social, como es propio de un partido socialista, para proteger y ayudar a los más desfavorecidos, ejerciendo la solidaridad que es seña de identidad de la izquierda.
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