No, todos los políticos no son iguales.
Escribo estas líneas inspirado por el artículo de Albert Medrán (@medri) sobre el caso Camps.
No me interesa el caso Camps, no lo considero relevante. La corrupción de un político es algo muy grave, pero al dar cobertura a un caso como ése estamos desenfocando algo mucho más serio: el funcionamiento de la Justicia. La Justicia es el pilar fundamental de nuestro modelo de sociedad, de su buen funcionamiento depende nuestro sistema democrático. Un político no es más que uno entre muchos actores, y si no nos gusta, lo podemos cambiar con nuestro voto. El comportamiento individual de un político es grave, pero no tiene la trascendencia del mal funcionamiento de la justicia.
Pero me voy a detener en otro aspecto de este asunto, que me irrita sobremanera.
Me refiero al razonamiento que se acaba instalando, interesadamente por parte de algunos, pero con muchos cómplices involuntarios, entre los que casi todos acabamos metidos, razonamiento que concluye que todos los políticos son iguales.
En un curso de ventas, muy bueno, por cierto, me explicaron hace ya muchos años que ante una venta estratégica, lo importante para convencer a nuestro posible cliente no es la calidad de los argumentos, sino la cantidad.
Por ejemplo, si tratabas de vender un ordenador, de aquéllos que ocupaban una gran sala de ordenadores en los años 70, el argumento "este ordenador tiene un procesador un 5% más rápido que el otro" se podía contrarrestar con "el otro tiene un color que combina mejor con las paredes de la sala donde lo vamos a instalar".
Puede sorprender, pero, en mis años de vendedor de informática comprobé varias veces que el método funcionaba.
Y el PP es un maestro en utilizarlo:
Están investigando a varias docenas de cargos públicos del PP por corrupción, incluyendo senadores, diputados, consejeros y alcaldes, pues decimos en la asamblea de Madrid que el PSOE tiene a un diputado imputado (no explican que es por una denuncia de un particular relacionado con un asunto civil de escasa importancia)
Imputan al Tesorero y Senador y a un Diputado, pues sale Esperanza Aguirre a hacer el ridículo cantando el himno y el cumpleaños feliz para robar la portada.
Los ejemplos son numerosísimos, y la abrumadora mayoría perpetrados por el PP.
Y al final resulta que la mayoría de las discusiones en el bar entre dos bandos opuestos políticamente acaban igual: si es que todos son iguales.
Los que son malos, los que son corruptos, tienen interés en que éso se instale en el ambiente y que todo el mundo piense igual, porque así eliminan un factor diferenciador que les perjudica.
Y yo trato de ponerme en el lugar de un político honesto, y siento la impotencia de no poder transmitir con éxito a la ciudadanía que yo no soy igual, que yo soy honrado. Da igual, como soy político estoy condenado a ser presunto corrupto de por vida.
Pues no señores, la cantidad de los argumentos no tiene ningún valor, lo que importa es la calidad de los argumentos.
No son iguales todos los políticos, no lo acepto en ningúna discusión, ya sea en el bar, en la blogosfera o en sede parlamentaria. Cuando oigo ese argumento me irrito y salto, hay políticos honrados, lo son la mayoría.
Y cuando denuncio a un político corrupto, siempre sale un malo interesado o un colaborador involuntario a decirme que los otros son iguales.
Por éso no me interesa este asunto, no en esos términos. Lo más eficaz para combatir a los corruptos es presentar nuestras propuestas políticas en positivo, hacer las cosas correctamente, y dejar que la gente deduzca por sí misma la diferencia, sin insistir una y otra vez en la denuncia de la corrupción, porque, pese a su legitimidad, es estéril.
Insisto, no todos los políticos son iguales a ésos, a los corruptos. No, la mayoría son honrados.
martes, 4 de agosto de 2009
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Bernardo, estoy de acuerdo contigo, y si mi post te ha irritado, lo siento. Pero lo cierto es que por muy honrados que sean la mayoría de políticos, el hecho que no se plante uno contra todos los atisbos de corrupción (y sabes que en este país a iquierda, derecha, centro, arriba, abajo, nacionalistas, no nacionalistas, verdos, amarillos y marrones) no siempre se ha luchado contra la corrupción del mismo modo.
ResponderEliminarLo que quería decir es: ¿podemos llevarnos las manos a la cabeza por lo de Camps y no hacer lo mismo por las subvenciones a Matsa? ¿Podemos señalar a Camps después de lo de Banca Catalana? Y sí, podemos ir atrás en el tiempo y nos parecerá una eternidad, pero ojalá llegue el día en que todos los políticos honrados no titubeen en decirle a un compañero de partido, ocupe el cargo que ocupe, "tio, te has pasao".
Y lo de la justicia, más de lo mismo. Habrá mil jueces honrados por uno como el amigo de Camps. Pero esos 1000 son los que tienen que decirle "tio, tu no puedes ser imparcial".
No se trata del "y tu más" sino reflexionar qué podemos y debemos hacer como sociedad para no tolerar nunca, nunca, nunca ni el favoritismo, ni la corrupción ni el interés. ¿Utópico? Puede. Pero yo no diria "yes we can", sino "yes we must".
No, Albert, tu post no me ha irritado, haces un análisis interesante del asunto, aunque se pueda deducir al leerlo que todos son iguales.
ResponderEliminarEn realidad, tu artículo, que se centra en otra cosa, me ha recordado ese otro razonamiento tan utilizado, y como llevo mucho tiempo aguantándome la respuesta, he aprovechado que el Pisuerga pasa por Valladolid para desahogarme.
Como digo en mi artículo, el tuyo me ha inspirado, la irritación me viene de más allá.
Gracias por tu artículo y por tu comentario
un placer, como siempre!
ResponderEliminarEstamos de acuerdo en que no todos los políticos son corruptos, pero desgraciadamente si hay muchos y que mejor prueba de ello que no se dan por aludidos, Les regalan trajes, bolsos, viajes,coches etc y lo consideran normal, es como una práctica habitual en su mundo. Es algo de buena educación y convivencia entre la gente de su entorno. Y los que protestan y dan la lata con ello son unos envidiosos que no entienden nada.
ResponderEliminarY en cuanto a la justicia, yo recuerdo que la primera pregunta que se hace a un testigo en un juicio, es si tiene alguna relación con el el encausado y si se tiene interés por alguna de las partes .... y si incautamente respondes que si te echan y no quieren saber nada de tu testimonio.
Animo
Luis
Desde luego el Derecho cada día es menos sinónimo del valor justicia!
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