Temía yo que el gran número de parados, la cobertura abundante del caso Gürtel, el descrédito de la clase política impulsado por los medios de comunicación de tendencia conservadora y el fenómeno de los indignados del 15M acabaran traduciendo la desafección de muchos ciudadanos hacia los políticos en un incremendo importante de la abstención, restando de ese modo legitimidad a los nuevos diputados y senadores.
Pero, afortunadamente, pese a que la abstención en España sigue siendo demasiado alta desde mi punto de vista, no ha habido el incremento temido.
La mayoría de los ciudadanos que han retirado su apoyo al PSOE han acudido a votar y lo han hecho por otras opciones, lo que se manifiesta por el incremento de representación de los partidos pequeños, aumentando espectacularmente el número de ellos que estarán presentes en el nuevo parlamento.
Lamentablemente, la ley electoral española sobre la que me pronuncio en otro artículo, penaliza a los partidos minoritarios que se presentan en todo el ambito nacional, lo que constituye una injusticia para sus votantes.
Es una buena noticia para la democracia el que los electores hayan reaccionado ante su discrepancia con lo realizado por el PSOE en la pasada legislatura y con su propuesta para la próxima acudiendo a votar en lugar de abstenerse.
Personalmente estoy muy decepcionado porque yo creo que, con los errores que inevitablemente puede haber cometido, algunos de ellos mucho más fáciles de ver a posteriori que en el momento de las decisiones, el gobierno del PSOE ha hecho durante los último cuatro años lo que era más adecuado, teniendo en cuenta la situación y nuestros principios, con dos excepciones:
- una al actuar de modo insuficientemente rápido antes de la crisis para acabar con la burbuja inmobiliaria impulsada por el gobierno anterior del PP con su política cortoplacista.
- otra al dar un brusco viraje a la orientación de la política económica tomando las medidas impuestas por las autoridades europeas (Comisión, Eurogrupo, Consejo, BCE y, sobre todo, Merkel y sus aliados afines) sin las explicaciones claras a los ciudadanos y sin mostrar su discrepancia con las mismas de modo mas explícito. (probablemente esa forma de actuar es la que ha permitido que España no fuera "rescatada" y haya podido mantener su soberanía garantizando que sean los ciudadanos quienes cambien el gobierno, en lugar de "los mercados" como ha sucedido en Grecia e Italia)
En consecuencia, desde mi punto de vista, el PSOE merecía haber obtenido la confianza de los votantes para llevar a cabo la salida de la crisis con una política que garantice la solidaridad y la protección social.
No lo han considerado así los españoles y de ahí mi decepción.
Pero, una vez manifestada mi decepción, hago patente también mi respeto hacia la decisión del pueblo español, que se ha manifestado de modo claro y mayoritario a favor de que sea el PP quien asuma el gobierno durante los cuatro próximos años.
Respeto que va aparejado con exigencia del mismo a todos los demás.
Nadie puede decir "no nos representan", pues, aunque es discutible si el PP debería tener mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, en cualquier caso, incluso con una representación puramente proporcional, es claro que con los votos recibidos el PP es el partido que debe gobernar.
Y ninguno de sus votantes puede quejarse de la política que va a llevar a cabo el PP, especialmente porque, los que le han votado, lo han hecho a ciegas, dándole prácticamente un cheque en blanco puesto que en ningún caso ha asumido ningún compromiso concreto, como se ha apresurado a recordar y subrayar Rajoy en sus primeras declaraciones tras las elecciones.
Por mi parte, como militante del PSOE, exigiré a los diputados y senadores de mi partido que realicen una oposición leal pero dura, intransigente con las líneas rojas del mantenimiento de los elementos básicos del estado de bienestar.
Y en el terreno interno del PSOE reclamaré una reflexión profunda y abierta, con la máxima participación de las bases, para cambiar nuestra forma de realizar la política de tal modo que se aproveche al máximo el potencial de todas las personas que militan en el partido.
No tengo ninguna preferencia por ningún lider porque lo que me parece importante no es el líder sino las ideas que impulsen nuestros principios (libertad justicia, igualdad y solidaridad) y los procedimientos que garanticen el máximo de participación, exigencia de compromiso militante, transparencia y democracia.
Y en esa evolución, además de garantizar y exigir la participación de los militantes, es necesario también salir a la calle, escuchar, provocar la reflexión y hacer propuestas.
No hemos querido esta situaciön pero debemos mirar hacia adelante aprovechando todas las oportunidades que nos brinda para recuperar la confianza de la mayoría de los españoles lo antes posible.
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