Hoy hay tres millones de personas en el paro que no lo estaban antes del comienzo de la crisis.
Son, potencialmente, tres millones de votos menos para el partido del gobierno.
Esas personas, así como muchas de su entorno, no encuentran una explicación clara a lo que les ocurre. Los relatos de los políticos hablan de los mercados, la banca, las inmobiliarias, los otros partidos, los gobernantes europeos, etc., como responsables de la crisis, pero ninguna de sus explicaciones convence a los que más sufren las consecuencias de la crisis.
Ante cada convocatoria electoral, los indignados, entre los que se encuentran, junto con otros colectivos más afortunados, la mayoría de los tres millones de nuevos parados, al menos aquellos que más se movilizan, expresan su malestar y su indignación manifestando su rechazo a todos los políticos, especialmente a los dos partidos que más posibilidades tienen de gobernar, el PSOE y el PP.
Entiendo y comparto parcialmente la postura de los indignados, pero discrepo radicalmente de su estrategia de cara a las elecciones.
En la campaña previa a las municipales y autonómicas del mes de marzo, su mensaje era "no les votes", supuestamente haciendo referencia a todos los partidos con representación en las corporaciones y parlamentos, aunque en realidad todo el mundo entendía que esa frase iba dirigida al PSOE y al PP principalmente.
Ante las próximas elecciones generales, ya se habla en esos círculos de PPSOE, para expresar su desacuerdo con ambos partidos.
Creo que los que así se expresan lo hacen equivocándose de pregunta.
Desde mi punto de vista, ante unas elecciones generales, la pregunta que uno debería hacerse para decidir su voto es:
¿Qué debo votar para que gobierne España durante los próximos cuatro años quien yo quiero?
Pero la respuesta a esa pregunta probablemente no les gusta al 100% y, en consecuencia, cambian la pregunta para que la respuesta sea satisfactoria.
Como lo que les pide el cuerpo es castigar a alguien como responsable de la mala situación y los partidos con más posibilidades de gobernar, el PSOE y el PP, concitan su enfado, prefieren hacerse esta otra pregunta:
¿Qué debo votar para castigar a los dos partidos culpables de mi situación?
Y la respuesta a esa pregunta sí les satisface plenamente:
No votaré a ninguno de los dos, ¡Para que se fastidien!
Sin duda, algunos de los miembros de esos partidos se fastidiarán por haber perdido los votos de los indignados, pero nos olvidamos de que no votamos para los partidos políticos, sino para nosotros, para todos los ciudadanos. El resultado de las elecciones tendrá su principal impacto en todos los ciudadanos en forma de medidas de gobierno en uno u otro sentido.
El problema es que, en la práctica, esa actitud supondrá una disminución importante del número de votos al PSOE, votos que se irán a la abstención, a muchos partidos pequeños sin opción de gobierno y, en muchos casos,sin opción de obtener representación parlamentaria y sólo unos pocos a los partidos pequeños que puedan influir en la composición del gobierno si obtienen una representación parlamentaria muy superior a la actual, cosa que no es fácil, aunque es posible. En cambio, el numero de votos al PP no se verá afectado de modo significativo con estas actitudes.
El resultado de todo ello, es que todo este movimiento supondrá un beneficio importante para el PP, que verá sus posibilidades de triunfo, incluso de triunfo muy holgado, incrementarse fuertemente. Se puede concluir que los indignados que piden que no se vote al "PPSOE" son unos magníficos aliados del PP aunque sin duda no sea ése su propósito.
Quizás sería bueno que los indignados se atrevieran a hacerse la pregunta que no les gusta para evitar que el resultado de su movilización les resulte menos grato que si no hubieran hecho nada.
Por mi parte creo que la respuesta de muchos a la pregunta ¿A quién debo votar para que gobierne España quien yo quiero? Debería ser:
1: en ningún caso la abstención
2: en ningún caso a un partido exótico sin posibilidades de obtener representación en mi circunscripción
3: entre las otras opciones, la que me guste más o la que me desagrade menos
Cualquier otra cosa es dejar que otros decidan por uno mismo y arriesgarse a favorecer lo que menos le guste a uno.
domingo, 9 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario