Hay mucha gente que no se implica, ni con el movimiento #15M ni con los movimientos políticos anteriores, ya sean partidos políticos u otras organizaciones ciudadanas, sindicales ONG, etc.
Para ellos el movimiento #15 M es una estupenda ocasión de jalear sin compromiso a los que critican lo existente.
Criticar sin proponer es muy agradable, intelectualmente satisfactorio porque te pone en paz con tu insatisfacción y emocionalmente tranquilo porque no necesitas pensar en la solución.
Entre ellos se encuentran muchos periodistas, de esos que observan la realidad con una cierta altivez, desde su atalaya de superioridad.
Para los que se implican en el movimiento #15M hay también una pequeña trampa que lo hace todo más fácil. Consiste en pensar que antes de ellos no había nada, nadie que defendiera valores, nadie que defendiera la justicia, nadie que luchara por el bien común. De ese modo, pueden considerar que, salvo ellos, todos los demás estaban o bien dormidos o bien sometidos a intereses inconfesables.
Para los que en algún momento anterior al 15 de mayo de 2011 habíamos decidido implicarnos en la lucha por mejorar las cosas, por corregir los errores, por defender los valores de justicia, libertad, igualdad, eficacia, equidad, protección del más débil, etc., la llegada del movimiento #15 M ha sido una bendición. Ver a tanta gente movilizarse es muy estimulante y muy agradable. Únicamente nos hacemos una pregunta: ¿Canto durará? ¿Será algo pasajero?
Hay gente que trata de encontrar, frente al movimiento #15M, el correspondiente adversario, ese enemigo al que enfrentarse, el que justifica sus acciones y su lucha.
Creo que ese esfuerzo es muy pernicioso porque desvía la atención de aquello que importa.
Lo verdaderamente importante no es a quién va a derrotar el movimiento #15M (o quién va a derrotar a ese movimiento)
Lo verdaderamente importante es conseguir avances, cambiar las cosas, alcanzar una práctica política mejor, que tenga más en cuenta los puntos de vista de los ciudadanos, que permita una mayor participación y que el ciudadano responda implicándose de verdad.
Y en esa lucha nos van a encontrar a muchos. Muchos que hemos optado por otras vías pero que buscamos el mismo objetivo.
No nos obsesionemos con el adversario, pensemos únicamente en lo que queremos cambiar y aceptemos la colaboración de todos los que buscan lo mismo
martes, 26 de julio de 2011
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