Leyendo la crónica del juicio por las identificaciones falsas del accidente del "Yakolev 42", y pensando en lo barata que le ha salido hasta ahora aquella mentira a Federico Trillo, me acordaba de algunos casos sonados en Estados Unidos de Norteamérica.
Uno de ellos fué el del espionaje al Partido Demócrata por parte de los colaboradores de Richard Nixon, el famoso caso Watergate (por el nombre del hotel donde se celebró la convención de los Demócratas)
En aquella ocasión, Nixon se vió obligado a dimitir con oprobio, no por haber espiado, sino por haber mentido al pueblo, al que servía desde el Gobierno, negando los hechos.
Más recientemente, en el mismo país y desde el mismo cargo, Bill Clinton, con motivo de su "aventura sexual" con la becaria Mónica Lewinski, se vió obligado a reaccionar rápidamente, confesar los hechos y pedir perdón por haberlos negado, para evitar que la mentira a su pueblo le costara el puesto.
En ambos casos, el elemento determinante fué la mentira y las consecuencias fulminantes que tiene para un político, especialmente si forma parte del gobierno, el mentir a sus ciudadanos.
Si un político miente, está dilapidando su principal activo, lo más importante para ejercer su actividad: su honradez.
Yo me pregunto:
¿qué hace falta en España para que ningún político se atreva a mentir?
¿Qué hace falta en España para que los ciudadanos no toleren la mentira?
El concejal delegado de hacienda de la primera corporación democrática de Valladolid, del PSOE, me dijo una vez, hacia 1980, que los socialistas tenían como prioridad la educación para que los ciudadanos elijan y juzguen con criterio.
Es evidente que ésa sigue siendo nuestra prioridad hoy.
Porque necesitamos decirle, a los "federicos trillos" de la política, que la sociedad española no admite la mentira, y los españoles en este caso concreto hemos demostrado que, hoy, todavía no estamos a la altura.
El Partido Popular, por su parte, con su presidente Mariano Rajoy a la cabeza, está demostrando en este caso el poco respeto que tiene a los ciudadanos respaldando y avalando, una vez más, a quien miente. ¿Cuánta desvergüenza tenemos que tolerar aún?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Después de publicar este artículo leo unas declaraciones de Rajoy y Aguirre sobre el tema y no puedo evitar reaccionar: con este post en mi blog de El País
ResponderEliminar