Pero no un ligón al uso, él no sabe ligar, pero casi siempre lo consigue.
Muchas veces ni siquiera llega a terminar el ligue, pero lo interrumpe pasado ese punto de no retorno en el que ya se sabe que se va a ligar
Su problema es que apenas tiene oportunidades para contarlo. Primero porque no conoce a mucha gente aparte de mí a quien no se haya ligado en algún momento, y a esas personas no quiere contárselo. Y después porque es bastante pudoroso, y le parece una demostración de petulancia excesiva andar presumiendo de su éxito.
Se trata ciertamente de un grave problema para él, porque las dos consecuencias positivas de un ligue son, por éste orden:
- El enriquecimiento personal de una nueva relación intensa y placentera con otra persona.
- El placer de contarlo que reafirma el ego y nos confirma, mediante referencia externa, que seguimos siendo atractivos.
Y mi amigo sigue disfrutando a medias de ese tirón especial que tiene con los demás, su vida es cada vez más rica en experiencias interesantes, pero su ego no progresa apenas.
La única concesión que hace a su autosatisfacción, según me ha confesado recientemente, es el recuento de sus éxitos. En alguna ocasión ha llegado al número veinte, pero siempre tiene la sensación de haberse olvidado de alguien, y éso le desquicia.
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