martes, 6 de julio de 2010

Mi padre y José Saramago

Nota: este artículo forma parte de una publicación colectiva sobre José Saramago. Más abajo encontrarás la lista de los otros artículos publicados
He leido pocas cosas de Saramago, aunque la experiencia como lector me lleva a querer leer más y sin duda lo haré pronto.

Pero no voy a hablar aquí de la literatura de Saramago.

Voy a expresar, con toda la subjetividad de que soy capaz, lo que Saramago ha significado para mí y por qué me recuerda tanto a mi padre.

Descubrí a Saramago hace pocos años, cuando su fama se hizo mundial tras recibir el premio Nobel de literatura en 1998.

Al principio ví en él simplemente a un autor famoso.

Muy pronto, gracias al eco que la prensa se hacía de sus declaraciones, sus tomas de posición sobre los conflictos de actualidad y sus acciones, descubrí en él al defensor de las causas más progresistas. Con lucidez e inteligencia aprovechaba el altavoz que le proporcionó su fama tras el Nobel para hacerse oir en defensa de numerosas causas justas en todo el mundo.

Con el paso del tiempo vi, en fín, al hombre comprometido, fiel a sus ideas arraigadas en la lucha de tiempos pasados, aquellos en los que la lucha por los derechos básicos de los trabajadores y, posteriormente la polarización del mundo en dos bandos llevó a adoptar posturas radicales en defensa de las causas que cada uno consideraba justas.

Aquellos tiempos en los que el comunismo era visto por mucha gente, especialmente en los paises occidentales, como la opción más progresista.

Más tarde, el descubrimiento de la política real llevada a cabo por los comunistas en Rusia, China y sus aliados, hizo que el comunismo perdiera aquella aura de progresismo y justicia social.

Pero los que, como Saramago, o como mi padre, apenas 10 años mayor que él, habían llegado a la militancia comunista desde la adopción de valores como Jusiticia, Libertad, Igualdad, Defensa de los débiles, etc. y a través del convencimiento de que el camino teórico propuesto por el Comunismo era el mejor para la defensa de los mismos y la consecución de tan altos ideales, difícilmente podían renunciar a algo que había sido fundamental en la época de su vida en la que se forma la personalidad.

Habían tenido que luchar por ellos.

Mi padre, los había defendido en los campos de batalla durante la Guerra Civil española. más tarde en la Resistencia Francesa y, de vuelta a España, desde las partidas maquis que trataron de derrotar a Franco aprovechando la marcha victoriosa de los Aliados.
Aquellas acciones, desarrolladas entre los 21 y los 38 años de edad, si contamos el tiempo de cárcel, marcaron el carácter de mi padre y dejaron en su mente una férrea convicción en sus ideas que, con el tiempo fué matizando, pero sin perder lo básico, no sólo de sus valores e ideales, sino de la validez de los medios para defenderlos.

Desconozco los detalles de la lucha llevada a cabo por Saramago, pero sin duda hubo de vivir situaciones paralelas a las descritas que le produjeron un efecto similar.

Estas consideraciones me llevaron a percibir a Saramago como un hombre justo, bueno y comprometido, que tuvo que luchar el último período de su vida con algunas contradicciones internas y que le hicieron defender en ocasiones posturas de algunos de sus antiguos correligionarios, como los dirigentes cubanos, por ejemplo, que probablemente no merecían tan digno abogado.

Creo que consiguió salir airoso de la mayoría de dichas situaciones, y su honestidad, su militancia activa en defensa de los más débiles y de las causas justas, y la evocación de mi padre que me produjo hizo que le contemplara con la mayor de las simpatías, y que cualquier causa defendida por él la hiciera mía visceralmente, reflexionando sobre ella siempre a posteriori.

Y ahora, al morir Saramago, he sentido un poco que se moría mi padre por segunda vez.

Gracias a los dos por el ejemplo que me han dado.


Si quieres ver lo que otros han escrito sobre Saramago, aquí tienes una muestra:

6 comentarios:

  1. No me importa que lo hayas hecho desde tu subjetividad, me ha gustado mucho ese sentimiento que despertó Saramago en tí, que veas ese paralelismo entre su lucha y la de tu padre. Te felicito, Bernardo. Saludos

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  2. No me importa que lo hayas hecho desde tu subjetividad, me ha gustado mucho ese sentimiento que despertó Saramago en tí, que veas ese paralelismo entre su lucha y la de tu padre. Te felicito, Bernardo. Saludos

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  3. Muy interesante el contenido de tu escrito. Es curioso como a medida que fuiste descubriendo la figura de Saramago ciertas formas de su actuar y luchar por una sociedad más justa e igualitaria te conducen a la figura de tu padre, luchador también.
    Un saludo, Bernardo.

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  4. BlasFTome (Viajero insatisfecho)11 de julio de 2010, 13:08

    Tremenda la historia de tu padre, amigo Bernardo. Pero me hace ilusión que se recuerde -desde el cariño- a personas como él, y entroncarlo con Saramago me parece todo un homenaje.
    ¡Bravo por los luchadores!.
    ¡Bravo por los implicados!.
    (Ya te he incluido en la lista de enlaces, tal y como me indicó 'emilio', que se le había olvidado pasármelo).
    Un abrazo.

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  5. Hola Bernardo: No nos conocemos mucho, pero aquí ya descubro que tenemos algunos puntos en común:
    Ambos declaramos abiertamente al comienzo de nuestros escritos que no somos precisamente "expertos" en Saramago.
    Ambos nos llama la atención en Saramago la "defensa de numerosas causas justas en todo el mundo".
    Creo que hemos sentido la necesidad de conocer mejor a Saramago. Si este post colectivo sirve para ello, podríamos felicitarnos.
    PD. Lamento mi fallo y espero que nuestros amigos vayan incluyendo, como Blas, tu enlace.

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  6. Esta historia de tu padre, interesante por sí misma, me ha hecho repensar algo sobre la vida de Saramago. Fíjate, nace en el 22 pero se afilia al PC portugués, ya más cerca de los cincuenta que otra cosa, mientras cuentas que, tu padre, desarrolla una vida de lucha entre los 21 y los 38. El había vivido otra vida, aparte de la de la infancia de la que nos ha dejado muchas notas, una vida larga, de funcionario, casado, padre...
    Me has movido a investigar algo sobre ello.
    Mis felicitaciones, por tu artículo y por haber tenido un padre como ese.
    Un abrazo.

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