martes, 31 de agosto de 2010

En el "Blogday" recomiendo 5 blogs

Hoy escribo sobre otros escritores que también tienen un blog y que me resultan interesantes por algún motivo:

Cuando nadie me ve: Un blog en clave muy personal. Una verdadera joya de @Aliycia que no debeis perderos.

Salud con cosas: Siempre cosas interesantes, sobre salud y sobre todo lo demás. Hace honor al twitter de su autor, Miguel Ángel Máñez, (@Manyez) con una punta de humor que se desboca cuando discute con su amigo @elcarty

Escribiendo en la Arena de la playa: Otro blog en clave personal que merece la pena leer por su sinceridad y cercanía. Fernando (@Auberon70) se desnuda en sus artículos con frecuencia.

Generación Y: Un blog de supervivencia. Yoani Sanchez, la bloguera más famosa de Cuba mantiene, viva su lucha por la libertad en cuba con medios en ocasiones rudimentarios. Cuando vemos lo que hace Yoani en la Red, tenemos la impresión de que lo nuestro es pura frivolidad

En modo esponja: El blog casi perfecto. Ana Aldea (@Anaaldea) lo tiene muy cuidado, con todo lo que tiene que tener, siguiendo el lema del agregador yellowmind, que impulsó con unos amigos "Conversar, Compartir, Aprender". Todo un modelo. Incluyendo lo más importante: Su contenido, interesante, actualizado con frecuencia y con artículos casi siempre cortos y provocadores.

Publicado con motivo del Blog Day 2010

Con mi agradecimiento al maestro @mediotic por recordarme el evento.

viernes, 27 de agosto de 2010

Mis vacaciones diferentes

Este año, motivado por el éxito de la experiencia del año anterior, he pasado parte de mis vacaciones navegando y he dejado descrita la aventura en varios artículos de este blog:
  1. Navegando por el Mediterráneo
  2. Las vacaciones a toda velocidad
  3. Costa norte de Menorca
  4. Navegando a vela - El Silencio
  5. Fondeando en Cales Coves
  6. Volvemos a Mallorca
  7. Diálogos en cubierta: El derecho a poseer armas y la libertad del ciudadano
  8. La capilla de Barceló y "el muy honorable"
  9. En la costa suiza
Si os animais a leerlo, encontrareis un relato de vacaciones, un canto a la navegación de recreo, algo de humor, algo de gastronomía y unas cuantas fotos.

Pero ¡cuidado!

Estos textos pueden producir adicción a la navegación y sobre todo ... envidia, mucha envidia.

Lo malo es que, ahora, estas vacaciones ya se han acabado y lo único que me queda de ellas son estos recuerdos.

jueves, 26 de agosto de 2010

¿Para qué sirve un partido político?

Dice la Consitución Española que los partidos políticos son un elemento fundamental de la democracia cuya función consiste en contribuir a construir y difundir la voluntad popular y facilitar la participación ciudadana en la vida política.
Los partidos son un tipo de entidad creada hace algunos años que quizás no han experimentado la evolución que como institución dentro del sistema político hubieran necesitado.
Creo que algo parecido les ocurre a los sindicatos, por cierto.
Pero hay dos cosas que me parecen fundamentales en la esencia de los partidos políticos que siguen siendo vigentes hoy:
  • Su función de canalizar la participación ciudadana en la vida pública.
  • Su función de proponer ideas para construir la voluntad popular.

Las dos cosas me parecen muy importantes y las dos podrían estar en peligro en la actualidad.
Con respecto a la primera, la existencia de políticos profesionales, que únicamente han tenido la política como actividad durante su vida profesional puede acabar convirtiendo a los partidos políticos en una herramienta para la promoción profesional de personas que manejan los resortes de su funcionamiento interno, limitando la participación ciudadana a la acción de votar cada cuatro años.
Pero no es éste el aspecto del que quiero hablar hoy. Quizás en otro artículo más adelante.
En lo tocante a la segunda, el culto a las encuestas, exacerbado por la, probablemente excesiva, participación de los medios de comunicación, periódicos, y emisoras de radio y televisión, puede limitar perniciosamente la actividad de reflexión y promoción de debates en el seno de los partidos políticos y su capacidad de proponer ideas para el futuro.
En efecto, muchos responsables de partidos políticos a distintos niveles parecen más atentos, a la hora de construir sus alternativas, ya sean programas o listas electorales, a los resultados de las encuestas que a los resultados de las reflexiones internas tras debates informados.
Hacen de ese modo, desde mi punto de vista, dejadez de su función principal porque si la reflexión ciudadana ya está realizada y sólo tenemos que recolectarla y ponerla por escrito, no necesitamos un partido político, sino un gabinete de prensa que interprete las encuestas.
Es obligación de los militantes del partido generar ese debate, escuchando al ciudadano en la calle, sin duda, pero, sobre todo, facilitando su participación en el mismo mediante información y propuestas basadas en principios, aquellos que conforman la ideología de cada cual.
Unicamente con esos mimbres, basados en la información al ciudadano para que su intervención en el debate público sea fundamentada, podrá llegar a construirse una voluntad popular seria y rigurosa.
Porque, si nos apoyamos única, o principalmente, en los resultados de una encuesta, la cantidad de reflexión humana que habrá en el resultado final será la que empleamos para responder a las preguntas de una encuesta, cuatro o cinco segundos. Y eso, además de no ser eficaz desde el punto de vista racional, no necesitaría la presencia de un partido político.
Los partidos políticos deben ser fuente permanente de propuestas, basadas en el debate informado, para ayudar, incitar a la sociedad, al ciudadano no militante, a reflexionar y posicionarse.
No voy a aplicar directamente esta reflexión a la situación creada en el Partido Socialista de Madrid con las primarias para la elección del candidato porque me parece que sería reducir la importancia de dicha reflexión, que es aplicable, de modo más general a toda la vida política, en ése y en todos los demás partidos y ámbitos.
Debo decir que la existencia de los dos defectos expuestos en este artículo es lo que me ha llevado hace dos años a participar como militante de un partido en la vida política, con la firme voluntad de contribuir a cambiar las cosas.

martes, 24 de agosto de 2010

En la costa suiza

Tiene Javier Krahe una canción cuyo título es "en la costa suiza", que cuenta la historia de un pescador que cada día sale a pescar y cuando vuelve, vende lo pescado, se gasta lo obtenido en comer y beber y, al final del día, vuelve a la costa a echar al mar lo que le ha sobrado devolviendo de ese modo lo que no ha necesitado para volver a empezar al día siguiente.

Aparte de ser una canción agradable y con ese punto de humor agudo, e incluso ácido, que siempre pone Javier en sus canciones, contiene toda una filosofía de la vida que nos vendría muy bien aplicar para reducir la competitividad y el consumismo excesivos de nuestra sociedad actual.

El sábado pasado tuve la oportunidad, gracias a la iniciativa de mi amigo Rubén y a la amabilidad de nuestro amigo Caco, de emular al pescador descrito por Javier Krahe.
Pedimos a Caco que nos invitara a navegar y respondió con un paso más invitándonos a pescar en su lancha acompañados por un gran experto en la materia, Jordi, que, pese a su nombre, es un andaluz de Almería genuino.

El trato era que ese día comeríamos lo pescado.

Desde nuestro punto de vista era arriesgado, porque éramos ocho, contando a los dos hijos de Caco, Caco y Alejandro, y nuestra experiencia pesquera se limitaba a una o ninguna salida, como en el chiste.La cita era a las ocho de la mañana.

No sé si porque los peces se retiran pronto a descansar o porque Eolo se pone un poco más agresivo a partir de mediodía y los vientos pueden arreciar a esa hora.

Después de haber vivido la experiencia, creo que la fuerza del sol surte también un efecto disuasorio en el mes de Agosto para permanecer en el mar, al pairo, en las horas centrales del día.

A las ocho en punto estábamos todos en el muelle, aunque el primero en llegar fue Jordi, con el cebo preparado (gambas peladas y troceadas), los chambeles (hilo de nylon enrollado en un trozo de plástico flotante con cuatro anzuelos atados en su extremo y un peso o plomo al final para conducirlo al fondo) en perfecto estado y el pan y el salchichón sobre la mesa de cubierta para alimentar a los pescadores cuando las fuerzas comiencen a flaquear.

Caco nos había avisado de la dotación generosa de cervezas que había preparado con antelación para que estuvieran fresquitas en la nevera del barco.

Parecíamos tenerlo todo bajo control, solo faltaba que el viento acompañara y los peces acudieran a la cita.Salimos de Garrucha a bordo del Caco II con rumbo sur, bordeando la costa almeriense para pasar por delante de Mojácar y hacer un primer intento poco antes de llegar frente a la torre del Pirulico, mucho antes de ese lugar conocido por aquí como "el pueblesico", que alberga una central térmica y una fábrica de hormigón junto a la costa, cada una con su muelle de carga, y que nadie osa llamar por su nombre.

Al día siguiente nos contaba María, la esposa de Caco, que la zona protegida por el rompeolas de la térmica presenta un silencio inquietante que ahuyenta a los barcos que pretenden fondear bajo su protección por el mal rollo que da pese a su tranquilidad.

La zona estaba demasiado expuesta al viento reinante, más bien del noreste, y resultaba muy desagradable pescar allí, por lo que Jordi propuso inmediatamente salir de allí y volver sobre nuestros pasos hasta la zona situada frente a la playa de Mojácar.
En ese lugar, parando el barco a unos trescientos metros de la playa, lanzamos los anzuelos de los chambeles y empezamos a pescar.

Uno sabe que han picado porque nota un tirón un poco especial, como una especie de guitarreo o vibración del hilo que muestra una cierta resistencia cuando tras el mismo empezamos a cobrarlo.

Al principio resulta difícil identificar el signo de la presencia de un pez enganchado a la carnada distinguiéndolo de la resistencia mostrada por el arrastre del plomo por el fondo o el tirón producido por el movimiento de las olas.

De hecho, los más inexpertos sacábamos con frecuencia los anzuelos limpios porque nos habían comido la carnada sin darnos cuenta.

Muy pronto empezaron a picar. Primero un jurel, luego un galán, enseguida un burrito y un pataculo.También entró alguna dorada garruchera y otros peces de poco valor, pero fueron los menos.

Tuvimos la oportunidad de ver una araña, pez con unos aguijones con veneno que pueden producir picaduras muy molestas si no se manipulan con cuidado. Jordi prefirió no correr riesgos y matar a la araña golpeándola con un zapato antes de soltarla del anzuelo y arrojándola luego al mar para evitar accidentes al sacar el pescado de la bolsa posteriormente.

El viento de Levante empujaba suavemente al barco hacia la costa, por lo que tuvimos que arrancar los motores y alejarnos nuevamente en varias ocasiones para evitar entrar en la zona protegida para los bañistas. Nuestra zona de faena se situaba entre los 15 y los 6 metros de profundidad.

Nuestro objetivo principal eran los galanes, pez de un color verde irisado muy brillante, con una carne blanquísima y un sabor delicioso que, pese a su tamaño relativamente pequeño, se defiende con fiereza una vez fuera del agua con sus cuatro dientes, como puede comprobar llevándome su marca entre los dedos índice y corazón de la mano derecha cuando intentaba atrapar uno que se había caído al suelo de la barca al sacarle el anzuelo.

El campeón de la jornada fué Caco hijo, de ocho años, que incluso llegó a sacar tres capturas en una sola tirada.

Hacia las doce de la mañana ya habíamos llenado el cubo con suficiente pescado para comer los ocho y, tras un aperitivo a base de salchichón y pan regado con cerveza bien fría, volvimos a puerto satisfechos y hambrientos.
Jordi limpió los burritos en el muelle pelándolos con una maestría que hacía ver una experiencia de muchos años.

Caco negoció con un restaurante cercano al puerto que nos preparasen el pescado que habíamos capturado completándolo con unas ensaladas, bebidas y postre.

Día redondo, por tanto, a las cinco de la tarde, dejándonos margen para otras actividades propias de las vacaciones que quizás cuente otro día.

miércoles, 18 de agosto de 2010

La capilla de Barceló y "el muy honorable"

El pasado 7 de Agosto visité la Seo de Palma de Mallorca, una de las catedrales más grandes de España cuyos rectores tienen, desde hace tiempo, el atrevimiento de invitar a artistas contemporáneos a contribuir a su evolución.

Llaman la atención tres elementos disonantes con el estilo gótico mediterráneo del conjunto original:
  • la puerta barroca
  • la decoración del altar mayor, realizada por Gaudí
  • la capilla decorada recientemente por el artista contemporáneo Miguel Barceló
Si la primera me parece un pegote que afea la catedral, las dos últimas me gustan porque, además de ser bellas, son audaces y originales. Vaya desde aquí mi felicitación a los responsables de haber encargado la realización de ambas obras.

En un registro muy diferente, debo añadir que al contemplar la capilla de Barceló, girando la cabeza hacia la izquierda, contemplé algo verdaderamente grotesco, que resulta un insulto a cualquier persona decente que visite el lugar.

Junto a la capilla figura una placa conmemorativa de su inauguración en la que se pueden leer los nombres de los impulsores, de la autoridad que presidió la inauguración y de las personalidades que le acompañaban, terminando el texto con la alusión al "muy honorable Jaume Matas"
Por favor, que alguien retire esa inscripción tan hipócrita.


-- Desde Mi iPad

martes, 17 de agosto de 2010

Diálogos en cubierta: el derecho a poseer armas y la libertad del ciudadano

Durante mis vacaciones de una semana a bordo de un velero, además de vivir experiencias nuevas y extraordinarias, que recomiendo a todo el que pueda hacerlo, tuve la oportunidad de charlar con el capitán del barco, Raúl, un tipo interesante, y con el marinero Jens, probablemente tan interesante como Raùl, pero más exótico, al que acabamos conociendo como "el alemán de Chamartín", tanto por sus orígenes geográficos como por su hablar castizo.
Quizás debería decir "múlti-castizo", porque su capacidad para hablar como un nativo del lugar se extiende a varios idiomas, incluido el "menorquín"
Algunas de las conversacIones fueron realmente interesantes, de ésas que te descolocan un poco porque te muestran la realidad que ya conoces desde un punto de vista diferente que puede incluso llegar a cambiar tu posición sobre algunos asuntos.Una de las más interesantes versó sobre la prohibición de la posesión de armas de fuego y contó con la participación de convencidos defensores de dos posturas enfrentadas, una a favor y otra en contra del derecho a poseer armas de fuego tal como está en vigor actualmente en Estados Unidos.
La conversación surgió a propósito de Charlton Heston, de quien alguien dijo, ¡lástima que sea tan facha!, a lo que Raúl replicó: ¡falso!, Charlton Heston es un progresista, que incluso ha tenido problemas por ello.
- y entonces, ¿por qué defiende el derecho a poseer armas de fuego?
- porque ama la libertad
- eso no parece coherente
- al contrario, lo es y mucho.
Vayamos al principio.
Los ciudadanos, a lo largo de la historia, han decidido delegar el uso de la fuerza en un gobierno, ya sea nacional, de la ciudad, del estado, etc., para que defienda los derechos de todos frente a los que pretenden atacarlos.
En algunos momentos de la historia, demasiados, aquellos en quien se había depositado la confianza para dicha misión han utilizado la fuerza que se les había delegado para sojuzgar a los ciudadanos.
Y en algunas ocasiones, como durante la revolución francesa o la revolución americana, los ciudadanos recordaron a los poderes políticos que esa fuerza que estaba en sus manos no era de su propiedad, que pertenecía a los propios ciudadanos que la habían prestado, pero que seguían siendo los verdaderos titulares de ella.
En las mencionadas revoluciones, uno de los primeros pasos de los ciudadanos fue la reclamación de la posesión de las armas para ejercer personal e individualmente la fuerza que les era propia para recuperar y conservar sus derechos.
También durante el levantamiento de Mola, Sanjurjo, Franco y sus otros colegas en el año 1936 en España, los ciudadanos españoles, con los anarquistas a la cabeza, como correspondía a su ideología radical en la defensa de la libertad individual, reclamaron la entrega de armas a la población civil para que ésta pudiera defender sus derechos frente a los militares que utilizaban ilegítimamente las armas que dicha sociedad civil les había cedido para defenderla y ahora volvían contra ella.
En el marco de todas las revoluciones, el pueblo ha reclamado el derecho a disponer de la fuerza, es decir, de las armas, para defender sus derechos.
En la cultura de los ciudadanos americanos ha permanecido muy arraigada la desconfianza hacia los gobernantes y el celo por la libertad de cada individuo y su derecho a defenderse.

Y una de las manifestaciones más explícitas de dicha libertad individual es, en los Estados Unidos, el derecho a poseer armas. Un derecho que, de algún modo recuerda que la fuerza, materializada en las armas, pertenece al ciudadano individual y el estado únicamente tiene el usufructo mientras los ciudadanos decidan mantenerlo.
Hay que recordar que en muchos otros países del mundo existe el derecho a poseer armas en términos similares a los que están en vigor en los Estados Unidos. Por ejemplo, los países nórdicos, o Suiza, donde no existe ejército profesional y cada ciudadano en edad militar guarda en su casa las armas de guerra reglamentarias, participando con ellas, una vez al año, en acciones de entrenamiento militar.Tras estas explicaciones, subrayaba Raúl el error que a su juicio cometemos muchos en Europa al asociar la libertad de posesión de armas con los episodios de matanzas perpetrados por algún loco con un rifle en los Estados Unidos, defendiendo que, de existir dicha relación, también deberían producirse dichas matanzas en los otros países con legislación similar, y los hechos lo desmienten.
Pensaba yo, al oír estos argumentos que en este asunto puede ocurrir como con el debate sobre las corridas de toros.
En efecto, cuando uno considera de modo objetivo en qué consiste una corrida de toros, racionalmente sólo se puede rechazar. Sin embargo, son muchos en España los que defienden nuestra "fiesta nacional" desde todas las posiciones ideológicas, entre otras razones por su arraigo en nuestra cultura.
Pero la mayoría de los ciudadanos de otros países en los que no existe la misma tradición no comprenden cómo puede un pueblo civilizado admitir un trato tan irracional a los animales.
Y encontraba yo un paralelismo muy claro entre esta actitud de muchos ciudadanos extranjeros hacia las corridas de toros y la incomprensión que nosotros mostramos hacia la defensa del derecho a poseer armas en los Estados Unidos
No ha cambiado radicalmente mi posición al respecto, sigo pensando que no es bueno que haya tantas armas, especialmente aquellas cuya finalidad es principalmente matar o herir a personas, en posesión de particulares sin prácticamente ningún control.
Sin embargo, sí he abierto mi mente para tratar de entender a los americanos que defienden ese derecho y dejar de considerarles ultraderechistas fanáticos, tal como tendía a hacer hasta ahora.

-- Desde Mi iPad

El programa electoral de Tomás Gómez (respuesta a una pregunta de Emilio en un artículo anterior)

Escribo este artículo en respuesta a una pregunta de Emilio sobre un post anterior titulado "el 3 de octubre ... Y después"
En el mencionado artículo manifiesto mi apoyo a Tomás Gómez como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid en base al trabajo realizado por él y su equipo durante los últimos tres años y Emilio me pide que dé detalles sobre el programa electoral de Tomás Gómez.
Aunque no me corresponde a mí explicar el programa electoral, porque ni es el momento ni yo soy la persona habilitada para ello, me siento obligado a responder para justificar, con mi percepción personal sobre dicho programa, las razones por las que considero a Tomás Gómez el candidato idóneo.
Yo no soy un experto, mi militancia política data de un año y medio aproximadamente.
Pero sé que el programa electoral no se termina de definir hasta poco antes de la campaña electoral, y yo no tengo los detalles.
Pero, por estar implicado como militante de base en algunos grupos de trabajo, puedo decir que se está trabajando en la definición de las medidas más importantes por sectores, habiéndose creado numerosos grupos de trabajo que han empezado a funcionar hace unos meses.
Por otro lado, las líneas principales del programa electoral del PSOE para las próximas elecciones autonómicas en Madrid están bastante claras simplemente siguiendo la actuación del grupo parlamentario del PSM en la Asamblea de Madrid, cuya actividad ha estado estrechamente coordinada, desde su llegada a la Secretaría General, con Tomás Gómez y su equipo.
Así, por ejemplo, una de las prioridades, sobre las que se ha manifestado repetidamente Tomás, es la Sanidad, donde pondrá en marcha acciones que corrijan el deterioro creado por el ansia privatizadora de Esperanza Aguirre, apostando por una Sanidad pública de calidad, en la que prevalezcan los intereses de sus usuarios, los ciudadanos de Madrid, sobre los de las empresas privadas concesionarias de los servicios.
Otra de las prioridades es la Educación, donde cesará la actitud obstruccionista ante las medidas del Ministerio para la puesta en marcha de la escuela 2.0 que debe dotar a cada alumno de un ordenador.
Sin salir del ámbito de la Educación, también se ha denunciado por parte de Tomás Gómez el incumplimiento de sus compromisos económicos por parte del gobierno autonómico actual con las universidades madrileñas, a las que ha obligado a instaurar un funcionamiento de emergencia suprimiendo numerosos servicios y dificultando su normal funcionamiento, cuando estas instituciones desempeñan un papel clave en el cambio de modelo productivo en España.
Otro incumplimiento flagrante del gobierno actual denunciado por Tomás Gómez se refiere a las políticas de empleo, a las que propone dedicar una parte importante del esfuerzo de su futuro gobierno.
También ha hecho hincapié en el desprecio del gobierno actual hacia los municipios más pequeños, que han visto desaparecer servicios como, por ejemplo, los "CAPIS", que proporcionaban acceso a Internet a los ciudadanos más desfavorecidos de los mismos, ciudadanos que parecen no importar al gobierno actual.
Se puede hablar del transporte público y el inmovilismo al que el gobierno actual tiene sometido al Consorcio de Transportes de Madrid, impidiendo la adaptación de los trayectos y frecuencias cubiertos por los servicios de transporte público a la realidad cambiante del urbanismo de la Región, una mayoría de cuyos itinerarios datan de épocas anteriores al boom inmobiliario de los últimos años, sin que el Consorcio haya escuchado las reivindicaciones de los ayuntamientos.
También han merecido la atención del trabajo de Tomás Gómez y su equipo la situación de los medios de comunicación públicos de la Comunidad de Madrid, con el escandaloso uso de Telemadrid como elemento de propaganda de Esperanza Aguirre y sus cercanos, despreciando cualquier criterio de objetividad. Tomás Gómez ha anunciado acciones decididas en este terreno para recuperar la objetividad que con anteriores gobiernos del PSOE, e incluso del PP, mostró de modo ejemplar la televisión pública madrileña.
La dejadez de responsabilidad por parte del gobierno de la comunidad autónoma en numerosos ámbitos de su responsabilidad, que actualmente deben asumir y financiar los ayuntamientos es otra de las líneas de denuncia y propuesta de soluciones por parte de Tomás.
No se puede olvidar en esta relación la obstrucción por parte del actual gobierno de Esperanza Aguirre a la aplicación de la Ley de Dependencia, denunciada repetidamente por parte del PSM y cuyo impulso es uno de los ejes del programa de gobierno propuesto por Tomás Gómez.
Me dejo sin duda muchos asuntos en el tintero, pero creo que no se puede reprochar a Tomás Gómez falta de concreción en su definición de alternativa de gobierno al PP.
Lo que no se le puede pedir es que dicha alternativa sea expresada en forma de programa electoral antes del comienzo de la campaña electoral. En este momento el PSOE es oposición en la Comunidad de Madrid y la alternativa debe expresarse en forma de denuncia de las acciones de gobierno equivocadas y de propuesta de alternativas puntuales en cada caso siguiendo el ritmo de la vida parlamentaria en la Asamblea de Madrid

lunes, 16 de agosto de 2010

El 3 de octubre ... Y después

El 3 de octubre tengo que elegir entre una magnifica política que ha demostrado su capacidad en diversos cargos y un magnífico político que lleva tres años preparando, a la cabeza de un buen equipo, la alternativa de gobierno para Madrid tras las elecciones de 2011.
Ese día daré mi voto a Tomás Gómez porque tiene un proyecto serio trabajado desde la base y desde la cercanía a la gestión política madrileña.
Un proyecto de gobierno diferente al actual, que incide en los problemas principales de los ciudadanos de Madrid, los ha identificado durante toda la actual legislatura y ha reflexionado y definido las soluciones más eficaces desde una posición ideológica basada en la justicia, la igualdad y la libertad, sin olvidarse de la búsqueda de la máxima eficacia, en especial en el aspecto económico, punto de partida obligado.
Y todo ello, insisto, fruto del trabajo de 3 años dedicado, prácticamente en exclusiva a comprender los problemas de Madrid y proponer soluciones.
Y a partir del día 4 trabajaré para ayudar al que gane a lograr el gobierno de la Comunidad de Madrid en 2011. Sea el que sea, Trinidad Jiménez o Tomás Gómez, porque ambas opciones me parecen buenas, y en cualquier caso mejores que lo que tenemos actualmente en el gobierno de esta comunidad.

sábado, 14 de agosto de 2010

Volvemos a Mallorca

Es jueves por la mañana y ya hemos desayunado y nos hemos empapado en nuestra bajada a tierra.
Esta mañana temprano hemos sacado el barco del lugar donde tanto nos había costado amarrarlo, junto al acantilado y lo hemos anclado en medio de la entrada a la cala, en un lugar abierto donde nos resultará mucho más fácil maniobrar para zarpar, incluso si el viento es desfavorable.
Hoy vamos a atravesar el canal de Menorca para regresar a Mallorca, donde mañana finalizará nuestra travesía en barco. Para aprovechar mejor el tiempo vamos a comer mientras navegamos.
Sopla viento de Levante, algo inclinado al nordeste, por lo que llevaremos viento de popa, flojo, a lo largo de toda la travesía.
Con estas condiciones, la travesía hasta la punta de Capdepera, en el extremo sur de la bahía de Alcudia, será algo desagradable, porque el viento de popa producirá un balanceo persistente del barco que causará estragos.
El viaje, que tiene algo de melancólico por ser el de regreso, se nos hace un poco más largo de lo habitual.Durante el camino se producen dos "bajas". Rubén y Concha pasarán todo el viaje con el cuerpo revuelto, uno durmiendo en su camarote y la otra durmiendo en cubierta.
Los demás preparamos y consumimos una comida a base de ensalada, sandwiches variados y algo de fruta, todo ello aderezado por el balanceo persistente del barco.
Hoy está más justificada que nunca la expresión "una mano para el marinero y otra para el barco", refiriéndose a la necesidad de mantenerse agarrado a algo en todo momento para evitar caerse o golpearse.
Al llegar a la altura de Capdepera, en Mallorca, sin haber perdido de vista tierra en ningún momento, viramos a babor y navegamos junto a la costa hasta Porto Cristo, donde planeamos pasar la noche.
El viento nos entra, flojo, de través. Raúl decide desplegar únicamente el Génova ayudado del motor para esta parte del viaje. Las olas, en general pequeñas, nos atacan ahora de lado por babor.
De vez en cuando llegan dos o tres olas más grandes que nos zarandean ampliamente.
Al llegar frente a Porto Cristo realizamos una maniobra que ya conocemos casi de memoria. Recogemos la Vela poniendo proa al viento para facilitar la operación.
Es el momento de afrontar la bocana del puerto y descubrir lo que nos depara el destino.
El puerto de Porto Cristo es un puerto minúsculo, al fondo de una pequeña cala en la que casi no queda sitio para fondear y, pese a su configuración relativamente protegida del mar abierto, el viento reinante hace el fondeo extremadamente incómodo para pasar la noche.
Pide Raúl por radio una plaza de amarre en el puerto para un barco de 15 metros y la encuentra en el puerto público.
Aunque nuestra plaza es amplia, la estrechez del puerto y el poco calado, junto con el viento, nos complican la maniobra.
Con el barco amarrado descubrimos que disponemos de agua y luz, por lo que podremos cargar el iPad y usar el secador de pelo.
En la oficina del puerto nos recomiendan para cenar el restaurante Siroco, muy cerca, casi en el mismo puerto. Al parecer el propietario compra el pescado cada día a los pescadores del lugar y la calidad está asegurada.
En la cena damos buena cuenta de unas gambas rojas de Mallorca exquisitas y un "cap roig" (cabracho) muy digno.
A la mañana siguiente, ya viernes, tras una detallada inspección de los papeles del barco y los documentos de identidad de los pasajeros por parte de la Guardia Civil, consecuencia sin duda de ser el único barco amarrado llegado la noche anterior en el que se veía a los tripulantes; soltamos amarras para emprender nuestra última travesía en el furtivo rumbo al puerto de Palma, donde, esta tarde, finalizará nuestra aventura en velero.Seguimos la costa de Mallorca en dirección sur hasta la punta de Salinas donde doblamos para seguir costeando hasta la bahía de Mallorca.Antes de llegar el viaje nos depara todavía una agradable sorpresa.
Muy cerca del faro de la punta de Salinas avistamos una amplia cala, con forma semicircular, de aguas de color turquesa transparentes con los pinos llegando prácticamente a la orilla.Es una zona sin urbanizar, cerca del Estany de Ses Gambes, donde en medio de muchos otros barcos de recreo que confirman con su nutrida presencia lo acertado de la elección, nos damos un último baño en el mar y hacemos nuestra última comida a bordo.Tras la comida levamos el ancla con algunas dificultades, porque ha quedado atrapada en unas rocas y el viento nos acerca peligrosamente a los barcos vecinos durante la maniobra.
La entrada en la bahía de Mallorca nos muestra la inmensidad de la misma. Para poner rumbo al puerto nos orientamos con la inmensa mole, visible desde larga distancia, de la Seo de Palma.
La navegación dentro de la bahía es ya muy tranquila y aprovechamos para hacer las maletas, porque en el puerto no podremos permanecer mas de unos minutos.
Afortunadamente, la casualidad ha querido que la marina donde desembarcamos esté justo enfrente del Hotel Bellver, en el que hemos reservado nuestro alojamiento para los tres días de turismo en Mallorca que nos restan antes de volver a casa.
La despedida es breve, en parte por la necesidad de liberar el punto de amarre rápidamente, y en parte por la tristeza de dejar el Furtivo I en el que tanto hemos disfrutado.
No sé si repetiremos, pero estoy seguro de que en este momento todos lo estamos deseando.

-- Desde Mi iPad

Fondeando en Cales Coves

Es miércoles y hemos pasado dos noches en el puerto de Mahón.
Hoy dormiremos fondeados en una cala del sur de Menorca mecidos por las olas. Esperemos que el viento sea clemente con nosotros.
Zarpamos del puerto y, antes de salir, vamos a recorrer sus cinco kilómetros, primero hasta el fondo interior y luego bordeando s'altra banda hasta salir por la bocana junto a la isla del lazareto.
Visitar un puerto como el de Mahón es todo un privilegio y pensamos aprovecharlo al máximo.
Raúl me cede el timón y al salir de la Marina viro a babor rumbo al interior. Pasamos primero junto a la atarazana, que con su aire colonial y su verde pradera se interna en el puerto ocupándolo hasta la mitad. A continuación dejamos a babor el muelle de viajeros, con la catedral colgada sobre él allá arriba y luego a estribor el muelle de carga, donde nos cruzamos con un precioso Ketch (barco de dos palos, siendo el mayor el situado más a proa) que capturamos con nuestra cámara. Finalmente llegamos a una pequeña marina que acoge, al fondo del puerto, barcos de recreo de pequeño tamaño. Damos media vuelta y volvemos sobre nuestros pasos acercándonos ahora a la orilla norte, lo que los mahoneses llaman "s'altra banda" (el otro lado), donde se han construido unas mansiones impresionantes, abiertas al mar, dando la espalda a tierra. Tras sortear de nuevo la atarazana, siempre por la orilla norte, pasamos entre las bateas de mejillones, donde, en un instante, estamos a punto de embarrancar, la sonda indica 1,80 metros de profundidad y el calado de nuestro velero es de 2 metros.
Raúl, que ya había retomado el timón hace rato, invierte rápidamente el motor y sortea el obstáculo no sin pensar que ha rozado el cieno del fondo con la quilla. Por esta vez nos hemos librado, aunque por los pelos.
Seguimos mirando las mansiones de la ladera que sale del mar con envidia y, a falta de otro modo, nos las apropiamos mediante nuestras cámaras fotográficas.Llegando al estrecho canal de la isla del lazareto vemos una lancha al pairo, ocupada por la familia de un conocido expresidente del Real Madrid, cuyo barco estaba amarrado en el mismo pantalán que el nuestro, que nos indican que se han quedado sin gasolina, aunque dicen tener una reserva adicional. Como vemos que tienen dificultad para arrancar, volvemos junto a ellos por si hay que ayudarles justo en el instante en que consiguen poner en marcha el motor y salir corriendo de allí para evitar el ridículo en la medida de lo posible.
Finalmente, dejamos la isla del lazareto a babor y cuando la superamos podemos observar que muchos barcos han buscado refugio entre la isla y la orilla norte del puerto, en una zona bien protegida de todos los vientos.Raúl ha tomado buena nota de los secretos del puerto de Mahón para sus próximos viajes y, satisfechos su curiosidad y nuestro deseo de visitar el puerto, salimos por la bocana y ponemos rumbo sur hacia la isla del Aire, un camino que conocemos bien porque lo recorrimos ayer.Nuestra intención es fondear en una cala protegidos del viento que se anuncia para esta noche y mañana, aunque no parece muy claro si será viento del nordeste, del noroeste o de otra dirección. Tendremos que elegir una cala antes de la playa de Son Bou porque, como hemos salido después de comer, no tenemos tiempo de llegar más allá antes de que anochezca.
Tras navegar de nuevo frente a los impresionantes acantilados blancos pasamos frente a Es Canutells, cuya silueta en el mapa parece sugerir una amplia y profunda cala, propicia para el fondeo. Cuando nos acercamos a su entrada, nos damos cuenta de la escasa profundidad de sus aguas, en las que unidamente pueden aventurarse barcos de poco calado. Damos media vuelta y nos dirigimos a la cercana Cales Coves, que ya conocemos del día anterior.
Esta cala, vieja conocida nuestra, tiene casi colgado el cartel de "completo". Hemos conseguido el derecho a elegir primero el lugar de amarre y fondeo entre los escasos disponibles por los pelos, al llegar delante de otro velero por apenas unos metros.
La cosa no está nada clara. El viento parece querer arreciar y Raúl no quiere encontrarse en un lugar demasiado encerrado donde la maniobra de salida pueda resultar más peligrosa. Finalmente decide fondear junto a un velero italiano cerca de la entrada a la cala, aunque necesitaremos encontrar algunos puntos de amarre en las paredes de Roca que configuran la cala.
Deja Raul el velero en manos de Jens dando vueltas a la entrada de la cala y se acerca, con Rubén y conmigo, en la zodiac, para reconocer el terreno.
Lo primero que hace es darme un cursillo acelerado de pilotaje de la zodiac, cursillo que, como se verá más adelante, resultó insuficiente.
A continuación, nos acercamos a las paredes de Roca y comprueba que podemos fijar un cabo en un saliente situado a unos tres metros sobre el nivel del mar, al que tendrá que escalar, donde ya está fijada una de las amarras del barco italiano. El otro cabo, el de babor, lo aseguraremos en un puente de roca, una especie de ojal natural situado a medio metro de altura.
Volvemos al barco, tomamos dos cabos suficientemente largos y partimos de nuevo a amarrarlos en los lugares elegidos, dejándolos allí para recogerlos más tarde.
Llevamos de nuevo a Raúl al barco para que realice la maniobra de fondeo y nos deja con el encargo de recoger los cabos y llevárselos cuando nos los pida.Aparentemente nuestra misión es simple, pero Rubén, adivinando lo que se avecinaba, dice al alejarnos del barco, él y yo solos en la zodiac: "Argeme, dí a los niños que los quiero".
Lo que siguió es una aventura, únicamente porque mi torpeza para manejar el motor y el timón de la zodiac, todo en uno, era mayor de la prevista y nuestra capacidad para gestionar el traslado de dos cabos sujetos en dos puntos separados unos treinta metros entre sí prácticamente nula.
También era destacable nuestra inconsciencia, porque durante las dificultades a las que tuvimos que hacer frente, Rubén y yo no paramos de reir a carcajadas, sin mostrar exteriormente la más mínima preocupación, extremo éste que irritó no poco, sin duda, a Raúl.
El motor de la zodiac se paró unas cuantas veces, pero conseguimos rearrancarlo inmediatamente.
Primero recuperamos el cabo más largo, el que estaba amarrado en el mismo lugar que el barco italiano.
Yo pilotaba (es un decir) la lancha y Rubén se encargaba de recuperar el cabo. Mi única instrucción, parcialmente errónea, como se verá, fue que, sobre todo, se asegurase de no perder el cabo.
Con el primer cabo en el interior de la lancha, nos dirigimos hacia el segundo, intentando vigilar, por un lado que el cabo no colgara demasiado para que no se enredase con la hélice, y por otro, que se fuera liberando para que pudiéramos llegar al otro. No prestamos atención en ese momento al lugar por el que debíamos manejar el cabo, por lo que fuimos pasando por debajo de él en una o dos ocasiones. Logramos llegar al segundo cabo y recuperarlo.
En ese momento comenzaron nuestras dificultades. Si con un cabo era difícil mantenerlo tenso para que no se enredase y flojo para que nos permitiera navegar, con dos, fijados en dos puntos alejados entre sí, y sin saber muy bien por qué lado de la lancha debíamos irlos manejando, aquello parecía una labor imposible.
En un alarde de "inteligencia", decidí dejar el motor en punto muerto y utilizar los cabos, tirando de ambos, para situarnos en un punto central desde el que nos resultaría más fácil dirigirnos al barco para entregar los cabos. Aquello nos centró, pero nos dio alguna que otro vuelta sobre nosotros mismos, en una de las cuales, uno de los cabos se enredó en la hélice, parando el motor del que empezó a salir humo.
Mientras tanto, Raúl, una vez comprobó que habíamos recuperado los cabos, en un alarde excesivo de confianza en nuestra capacidad, había comenzado la maniobra de fondeo y, al observar lo ocurrido comentó con los que habían permanecido a bordo junto a él que probablemente habíamos roto el eje y nos habíamos quedado sin motor de la zodiac, que aquello era lo peor que nos podía ocurrir. Ingenuo comentario de quien no conocía todavía nuestra capacidad para empeorar las cosas.
El cabo se había enredado con un solo bucle a la hélice y no había habido estragos, ni por el lado del cabo ni por el de la hélice. Con poco esfuerzo conseguí desenredarlo y arranqué de nuevo el motor, para felicidad, efímera, todo hay que decirlo, de Raúl.
El incidente me permitió comprender que debía dejar que el cabo cayera al fondo, liberando casi todo y sujetándolo por el extremo, el chicote.
Así lo hicimos con ambos cabos y de ese modo creímos que nuestra misión empezaba a ser posible.
Y entonces sucedió lo inesperado. El motor se paró de nuevo y al intentar arrancarlo el cable del que hay que tirar para hacerlo estaba bloqueado.
Raúl se desesperaba en la popa del barco, mientras nosotros intentábamos una y otra vez tirar del cordón de arranque sin éxito.
Ante lo desesperado de la situación propuse a Raúl acercarle los cabos nadando, propuesta descabellada que fue rechazada de inmediato.
A todo esto hay que explicar que desde nuestra posición no podíamos oír lo que nos decían desde el barco, y que estábamos tan concentrados en lo que teníamos que hacer que en ningún momento se nos ocurría mirar hacia allí, por lo que las comunicaciones con Raúl estaban parcialmente interrumpidas.
Por lo visto, él, pensando que nuestro problema era que habíamos dejado la palanca en una posición de marcha adelante o atrás, y que por eso no salía el cordón de arranque, empezó a pensar en lanzarse al agua y venir nadando a resolver el problema.
Rubén y yo, viendo lo desesperado de nuestra situación, decidimos resolverlo de forma heroica y, como no teníamos remos, empezamos a utilizar nuestra manos para remar hacia el barco. Entretanto, la lancha se había colocado con la popa hacia el barco y lo primero que intentamos hacer fue remar hacia atrás sin conseguir movernos.Pensamos que quizás hacia adelante sería más fácil y nos pusimos a remar cada uno en una dirección para girar la lancha.
Es fácil imaginar la impresión que todas estas operaciones producían en los espectadores, entre los que se contaban Raúl, al borde de la desesperación, nuestras compañeras de viaje, junto a él a bordo sin saber qué pensar ni qué decir, limitándose a hacer fotos y repetirnos a gritos, infructuosamente, las órdenes que Raúl tampoco lograba hacernos llegar y, desde el barco italiano, sus cuatro ocupantes, esbozando media sonrisa, todos ellos en abierto contraste con nuestras carcajadas abiertas.
Finalmente, fue uno de los italianos quien consiguió explicarnos que debíamos poner la palanca en punto muerto para arrancar.
Dicho y hecho, en un instante la situación había dado, de nuevo un vuelco y nos encontrábamos con el motor en marcha, los cabos en nuestro poder y el barco con el ancla echada y esperando nuestra llegada para amarrarlos por la popa.
Todavía tuvieron que hacer un esfuerzo desde el barco, gritando todos a una para que comprendiéramos que nos pedían ya, con urgencia, que les llevásemos el cabo rojo, el de babor.
Debo decir que el trayecto que recorrimos no fue precisamente recto y nuestra llegada, con pasada de largo y regreso incluido no fue un alarde de maniobra marinera, pero los cabos llegaron a su destino, primero uno y luego el otro, quedándonos nosotros en la lancha, dando vueltas, esperando que terminasen la maniobra y pudieran ocuparse de nuestra subida a bordo.
Las emociones pasadas y el chapoteo de las olas habían actuado como el mejor de los diuréticos en mi organismo y llegó un momento en el que pensé que iba a inundar la lancha.
En un intento de resolver mi necesidad apremiante me acerqué a la pared de roca pensando que sujetándonos en ella, alejados de las miradas indiscretas de uno y otro barco, podría encontrar una postura desde la que vaciar mi vejiga en las aguas del mar.
El intento fué baldío, pero sirvió para provocar un nuevo ataque de ira e incomprensión en nuestro capitán Raúl que gritaba desaforado, aunque nosotros no le oíamos: "pero ¿qué hacen? Que me van a pinchar la lancha" al mismo tiempo que nosotros seguíamos riendo a carcajadas por lo ridículo de la situación, circunstancia ésta que aumentaba la irritación de Raúl.
La aventura terminó poco después con un baño reconfortante y liberador, no sin antes haber asegurado el barco con un "spring" (cabo amarrado de forma cruzada, desde un punto de la pared de roca situado a estribor hasta la cornamusa de babor, para evitar que un fuerte oleaje nos empujara contra la pared que teníamos por este último costado)
La noche resultó más agitada de lo previsto y deseable, y el fuerte viento nos meció con energía, rayando en la rudeza, para que pudiéramos experimentar una noche movida a bordo, aunque no hubo más estragos que algo de falta de sueño.
A la mañana siguiente, tras desayunar, Raúl, viendo que comenzaba a arreciar el viento y que nuestra maniobra de desamarre podía resultar peligrosa, por la cercanía de las paredes, con un viento más fuerte, decidió soltar las amarras y cambiar el punto de fondeo situando el barco en medio de la entrada de la cala, en el mismo lugar donde habíamos fondeado eldía anterior.A continuación nos llevó a tierra en la zodiac para que visitásemos el lugar.
Conviniendo que nos vendría a buscar una hora más tarde.
Cuando llevábamos media hora en tierra se desató una fuerte tormenta que nos pilló sin más cobijo que unos árboles no demasiado frondosos, con lo que, al final, optamos por salir a descubierto y dejar que el agua nos mojara, esta vez desde arriba.
El espectáculo de la cala en medio de la lluvia, visto desde lo alto de unas rocas, con el mar al fondo y los barcos en medio de un paisaje gris entre la bruma resultaba de una belleza salvaje.Cuando volvimos al barco paró la lluvia y Concha, que estaba aterida, como todos, con la ropa totalmente empapada, se lanzó al mar donde el agua ofrecía una sensación de calor reconfortante.Tras el baño algo atípico y la comida a bordo, levamos ancla y zarpamos rumbo a Mallorca, pero esa historia la contaremos en otro capítulo.

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viernes, 13 de agosto de 2010

Navegando a Vela: El Silencio

Martes por la mañana. Ayer aceptamos la reserva del amarre en el puerto de Mahón para un día más. Hoy dormiremos también en Mahón.
De ese modo este día, sin prisas, y ante la Tramontana que ha entrado y se anuncia fuerte durante dos días, exploraremos el sur de Menorca, donde la isla nos protege.
Salimos del puerto de Mahón y viramos a estribor poniendo rumbo sur hasta la isla del Aire, situada en el extremo sureste de Menorca.
La Tramontana levanta olas de un metro. Tenemos viento de aleta (a unos 30 grados de popa) lo que nos permite navegar a un largo. Es algo así como ir cuesta abajo. Al navegar en el mismo sentido que las olas, el movimiento de éstas queda amortiguado y en esta configuración las velas proporcionan el máximo impulso.
Es ahora cuando el capitán inventa el silencio: con la mayor izada y el Génova desplegado, detiene el motor y deja que el viento nos lleve.
Es el placer máximo. Navegamos a ocho nudos impulsados por el viento, ligeramente escorados, sin más ruido que el del agua deslizándose bajo el barco y las velas hinchándose con el viento.
Frente a nosotros vemos pasar un barco navegando en sentido opuesto y comprobamos la diferencia en su fuerte cabeceo y su negociación brusca de las olas mientras nosotros parecemos deslizarnos sobre el mar como un esquiador sobre la nieve.
Nos acercamos a la isla del Aire y pasamos junto a una señal que indica la existencia de una "seca", unas rocas que apenas afloran de la superficie del mar frente a la costa en un lugar llamado "el caracol" y Jens nos indica la casa con una larga cornisa blanca donde, durante varios años, regentó con su pareja el restaurante del mismo nombre, que llegaron en su día a convertir en uno de los lugares de moda de Menorca.
El paso por el canal entre la isla del Aire y Menorca merecería un capítulo aparte. Sus aguas son las más transparentes del Mediterráneo.
Nos cuenta Raúl cómo un día especialmente tranquilo, con el mar totalmente en calma, habiendo fondeado en el canal, se encontraba haciendo snorkel y tuvo la sensación de que el barco se encontraba suspendido en el aire, tal era la transparencia del agua a su alrededor, haciéndola prácticamente invisible.
Aunque el viento soplante nos impide, al agitar la superficie, contemplar el fondo como en aquella experiencia tan especial, constatamos el bellísimo color turquesa del agua, por momentos salpicada de manchas azul oscuro, según los caprichos del fondo, relativamente poco profundo, sobre el que navegamos.
Dejamos atrás la isla, que se encuentra actualmente en venta por unos ochocientos mil euros (¿o son ocho millones?) y cambiamos el rumbo navegando ahora hacia el oeste frente a los espectaculares acantilados de piedra blanca cortados a cuchillo sobre las aguas de un color azul oscuro para las que se nos agotan los calificativos. Llegamos a Cales Coves, nuestro destino previsto, hacia la hora de comer.
Como era previsible, la cala está repleta, no hay ni un solo espacio disponible para fondear en su interior.
Con la Tramontana, todos los barcos que se han atrevido a salir de puerto buscan cobijo en las calas del sur y ésta es de las más solicitadas.
Como no vamos a estar más que un corto espacio de tiempo, nuestro patrón decide fondear en el centro de la entrada de la cala, casi en mar abierto. Poco después, otro velero sigue nuestro ejemplo y echa el ancla junto a nosotros.
Nuestro barco, durante el tiempo en que permaneceremos fondeados irá garreando (deslizándose arrastrando el ancla por la fuerza del viento) de modo que, cuando por la tarde levemos el ancla, estaremos situados unos cincuenta metros mas afuera.Bajamos a la playa con la zodiac, primero en la parte derecha de la cala, que se abre en tierra como en dos orejas. Un pequeño baño junto a la playa, el descubrimiento de una inmensa higuera junto a la orilla, que identificamos por su olor, ya que no tiene ni un sólo fruto, y una ligera incursión en la otra parte de la cala, de la que huímos rápidamente por su fuerte olor a cieno, dan paso a la vuelta al barco para terminar el baño en aguas más profundas y limpias y comer unas costillas adobadas de cuyos huesos parece dar buena cuenta una gaviota que se ha posado a pocos metros de nosotros a la espera de su correspondiente ración.
El camino de vuelta se realiza por el mismo lugar, pero en sentido opuesto, lo que nos permite experimentar la navegación en "ceñida", teniendo que realizar numerosas bordadas para, haciendo zigzag, conseguir dirigirnos a nuestro destino, situado en el lugar del que sopla el viento.
Las manos de los marineros menos experimentados muestran los estragos del trabajo de desplegar y recoger velas, las palmas enrojecidas, y el corazón alegre.
Al final, el capitán, para no llegar demasiado tarde al puerto, nos ahorra las dos últimas bordadas encendiendo el motor y poniendo rumbo directo a la bocana del puerto de Mahón, en el que entramos por segunda vez, aunque sin la incertidumbre del punto de amarre, que habíamos reservado anoche.
La jornada finaliza con un paseo por Mahón, incluyendo una visita al mercado de verduras, situado en el claustro de un antiguo convento, unas sesiones de fotos desde el mirador situado en la parte alta de la ciudad, desde donde se tienen unas magníficas vistas del puerto, y una cena en el restaurante flotante "La Minerva", que nos dejó un agradable recuerdo.



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jueves, 12 de agosto de 2010

Costa norte de Menorca

Es lunes y se anuncia viento del sur aunque mañana rolará al norte y será relativamente fuerte.
Decidimos aprovechar el pequeño período favorable para navegar por la costa norte de Menorca y buscar refugio en el puerto de Mahón por la noche.
Salimos de Ciudadela después de haber desayunado y recargado las neveras del barco con hielo y cervezas. Los barcos flotan con cerveza, dice nuestro capitán.
Al salir del puerto ponemos rumbo norte y, enseguida, rumbo a levante para ir bordeando la costa norte de Menorca, una costa escarpada de piedra de color negro y aguas profundas. Desde el mar, Menorca tiene el aspecto de una isla poco habitada, con grandes extensiones de bosques de pinos que pueblan sus montes bajos contemplados desde el centro por la cumbre del monte toro, a 358 metros de altura. Protegidos por la isla del viento del sur, la navegación es tranquila y muy placentera. Cuando se acerca la hora de comer nos acercamos a la cala de Binimel-la, donde fondeamos y nos damos el primer baño del día antes de comer en cubierta.No me cansaré de repetir el privilegio que supone disponer de un barco para fondear en un lugar protegido junto a la costa y vivir la tranquilidad y la belleza del mar y de la costa desde el agua. Verse rodeado de aguas transparentes, que reflejan las múltiples tonalidades del azul y nos invitan a sumergirnos en ellas y disfrutar de su frescor desde dentro.La experiencia de la playa puede ser agradable para muchos, pero el mar desde un barco es muy diferente y, para mí, infinitamente mejor.
Tras la comida reemprendemos nuestro viaje y tras pasar frente a Cala Fornells, seguimos a lo largo de la costa hasta que se nos acaba la isla, viramos entonces rumbo al sur y alcanzamos la entrada al puerto de Mahón.
El puerto de Mahón es algo especial, muy especial.Está situado en un lugar privilegiado, aprovechando una profunda ría que le proporciona un puerto natural de cinco kilómetros de longitud. Por sus características fué un lugar estratégico para el dominio del mar Mediterráneo y lo han defendido sucesivamente los españoles, los británicos y los franceses.
Cuando uno se interna en el puerto de Mahón no puede evitar pensar en la historia que nos contempla desde sus dos orillas, la que ocupa la ciudad de Mahón y "s'altra banda" (el otro lado), en otros tiempos la zona más pobre, hoy ocupada por magníficas mansiones solo al alcance de los más pudientes del lugar.
Pasamos en primer lugar junto a la isla del lazareto, que dejamos a estribor. Tras ella las dos orillas se abren y dejan un gran espacio para la navegación hasta la isla del Rey, situada en el centro de la ría.
Aprovechamos ese amplio espacio frente a la isla del Rey para recoger la vela mayor, que habíamos desplegado para que nos proporcionara estabilidad y algún nudo adicional a nuestra velocidad. Para ello, Raúl me invita a ponerme el timón y poner proa al viento con el fín de desventar la vela facilitando de ese modo la operación. Mientras él, subido en las barandillas del balcón de proa va ayudando a plegarse correctamente a la vela, los marineros, Rubén y Jens, van cobrando cabo de la driza de la mayor,
Una vez concluida la maniobra y asegurados los cabos, retomamos nuestro camino, ya únicamente impulsados por el motor, para buscar nuestro punto de amarre en el puerto, previamente reservado por teléfono.
La tarea se presenta más complicada de lo previsto. Esta noche va a entrar la Tramontana, el temido viento del norte, y la mayoría de los barcos han buscado refugio en Mahón. Los marineros encargados de las labores de atraque desde tierra están desbordados, se habla de una espera de dos horas para el amarre, la radio no contesta a nuestras llamadas. Raul sugiere acercarnos al muelle y tratar de buscar un marinero para llamarle a viva voz. La maniobra surte efecto y rápidamente un marinero nos indica nuestro punto de amarre, entre dos especies de apartamentos de lujo flotantes.
Barco amarrado, luz y agua disponibles, nos duchamos, dejamos el iPad cargando y nos vamos a tierra, donde Jens nos ha reservado, en el restaurante de su amigo Luis, el Bósforo, una caldereta de Langosta que se promete deliciosa.
La caldereta de langosta es un plato curioso. Por su aspecto, parece un caldito con aroma de marisco. Pensando en el precio, uno tiene la sensación de que nos han servido una entrada que vendrá seguida de algo más contundente.
Cuando terminas el plato de "caldo" y el camarero te ofrece repetir, te das cuenta de dos cosas. Una, que ese caldo es la caldereta. Y dos, que ya estás saciado y únicamente vas a repetir porque está tan bueno que sería un pecado dejar algo en la cazuela.
De vuelta al puerto, Raúl tiene que hacer uso de sus habilidades como escalador para colarse en el pantalán y abrirnos la puerta de acceso al mismo desde dentro pues no hemos tenido tiempo de recoger la tarjeta de acceso.
Esta noche vamos a dormir bien, ya son dos días, tres para alguno, de emociones marinas y la caldereta está empezando a abotargarnos.

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domingo, 8 de agosto de 2010

Un proyecto para Madrid y otro para Leganés

Ni en política ni en lo demás creo en los proyectos a corto plazo salvo para organizar una fiesta.
Si uno quiere gobernar en un ámbito, ya sea el municipio, la comunidad autónoma o el estado, debe prepararse con antelación, entender los desafíos a los que se enfrentará, preparar un proyecto a largo plazo con objetivos a muy largo plazo y objetivos a medio plazo, tratar de entender a sus votantes potenciales, construir un proyecto, preparar una comunicación adecuada para explicar el proyecto a los ciudadanos y construirse una reputación que le permita ser creíble para convencerles.
Este trabajo no se improvisa. Sería frívolo pensar que se puede realizar en un plazo corto de tiempo, únicamente el que va de la proclamación de candidatos a las elecciones.
Yo personalmente no votaría a un proyecto improvisado salvo que no tuviera otra opción mejor.
Porque creo en la seriedad en la vida pública, creo que no es razonable plantear un proyecto improvisado en Madrid para las próximas elecciones autonómicas.
No tengo ninguna vinculación con Tomás Gómez distinta de la que pueda tener con cualquier candidato potencial del PSM a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Tampoco tengo ninguna vinculación especial con Rafael Gómez Montoya o cualquier otro candidato del PSOE de Leganés.
Pero creo que Tomás Gómez es el candidato adecuado del PSM para las próximas elecciones autonómicas en Madrid porque es él el que ha trabajado durante tres años para preparar un proyecto progresista para el gobierno de esta comunidad autónoma tan necesitada de cambio.
Y creo que Rafael Gómez Montoya es el candidato adecuado del PSOE para las elecciones municipales en Leganés porque ha sido el alcalde de esta ciudad durante tres años (cuatro cuando acabe la legislatura) con un balance positivo y no parece razonable cambiar de candidato salvo para promoverle a otro puesto de distinta responsabilidad o porque se considere que ha realizado mal su trabajo como alcalde, lo que no es el caso.
Soy crítico con ambos y hay algunas cosas que me gustaría que hicieran de otro modo, pero para decírselo tengo canales internos adecuados que he utilizado y utilizaré.
Y como creo en la democracia interna de los partidos, si algún otro candidato planea presentarse apoyaré la posibilidad de realizar primarias y me reservo la posibilidad de cambiar mi opinión sobre el candidato a cualquiera de estos dos ámbitos si los argumentos de unos y otros así me lo aconsejan.


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jueves, 5 de agosto de 2010

Las vacaciones a toda velocidad

Parece un contrasentido hablar de alta velocidad cuando se refiere uno a navegar en un velero, pero, aunque las distancias recorridas no hayan sido impresionantes, lo vivido en el primer día de navegación durante las vacaciones es algo parecido a vivir a toda velocidad.
El sábado, a las cuatro de la tarde llegábamos al puerto de Palma para empezar nuestra experiencia marinera.
Dos horas después ya habíamos hecho la compra para los primeros días, la teníamos cargada en el barco y estábamos celebrando el debate para decidir el trayecto inicial.
Optamos por viajar directamente a Menorca durante la noche y desayunar en una cala al sur de nuestra isla de destino.
Para controlar el barco durante la noche establecimos cuatro turnos de dos horas, Jens, el ayudante del patrón, hizo el primero, yo el segundo, Rubén el tercero y Raúl, nuestro capitán haría el cuarto.
Cuando Jens vino a despertarme yo ya estaba vestido y saliendo de mi camarote, pese al cansancio acumulado por haber pasado la noche anterior también navegando, desde Denia a Palma.
La guardia de dos horas solo ante el mar y los instrumentos de navegación resultó una experiencia única, maravillosa, disfrutando del silencio en la inmensidad del mar como ya había hecho la noche anterior.Cuando desperté a Rubén para que hiciera su "cuarto", me quedé un rato con él, y también con Rosa, a la que desperté para que disfrutara, como nosotros de la belleza del viaje nocturno.
Me fuí a dormir una hora más tarde y cuando me desperté ya estábamos fondeados en cala Mitjana, al sur de Menorca.
El sur de Menorca es una costa tropical, con acantilado bajo, una gran playa, Son Bou (el toro), que divide la costa meridional de Menorca en dos partes desiguales, con una proporción aproximada de un tercio, al este, y dos tercios al oeste.
Nuestro punto de llegada, Cala Mitjana, es una de las más cercanas a Son Bou en la parte occidental.
Tras nuestro primer baño en el mar y el desayuno a bordo rodeados de agua y belleza mediterránea, sin habernos recuperado aún de las emociones, ya estábamos levando el ancla y zarpando rumbo al oeste.
Pasamos por Cala Galdana, una de las pocas con acceso en coche desde el interior y, por esa razón, también de las más conocidas, urbanizadas y concurridas. Nos limitamos a asomarnos para contemplarla y seguir nuestra singladura.
La siguiente parada fué en Cala Macarelleta, donde echamos el ancla para tomar el aperitivo (ya había sonado el Ángelus y todavía no habíamos tomado una sola cerveza) y darnos un segundo baño.
Tras el aperitivo, enseguida estábamos navegando de nuevo buscando un lugar protegido para comer.
Empezábamos a comprender la relación entre el viento y el barco y las ventajas de una isla de dimensiones reducidas para poder elegir en cualquier momento un lugar a sotavento donde la isla nos proteja del viento proporcionándonos un mar en calma para fondear.
La comida en Cala'n Turqueta nos permitió degustar la extraordinaria ensalada de couscous que había preparado Angélica para el viaje a Palma. Debo decir, sin que sirva de atenuante a la exquisitez de la ensalada, que el mar actúa como un catalizador gastronómico abriendo el apetito y realzando cualquier alimento a la categoría de manjar.
Después de un baño reconfortante, estábamos navegando de nuevo rumbo al oeste para buscar una cala en el norte donde dormir protegidos de los vientos del sur que nos iban a acompañar durante los dos días siguientes.
Al pasar por el extremo occidental de Menorca, frente a Ciudadela, Raúl, nuestro patrón, decidió acercarse para comprobar el estado de las obras del nuevo muelle para el ferry que debe liberar espacio en el viejo y pequeño puerto para las embarcaciones deportivas.
Una vez en la bocana del puerto optamos por entrar para comprobar si el funcionamiento de los atraques seguía siendo el mismo, condicionado por el ritmo marcado por la entrada y salida diaria del ferry.
Preguntando primero a la policía del puerto de viva voz y luego al club náutico por radio, supimos que había una plaza de atraque disponible para el primer barco que llegara y nosotros estábamos allí.
Una oportunidad como ésa no se puede dejar escapar y, dado que Ciudadela era una de las dos ciudades que pretendíamos visitar, saltamos sobre ella y nos dispusimos a atracar en una plaza muy estrecha, con apenas espacio para maniobrar, con la popa amarrada a un pantalán en oblicuo y con poca distancia para que la amarra de proa pudiera sujetar el barco, por lo que una de las amarras la aseguramos en la cornamusa de través, en el centro del barco, en lugar de usar la de proa.Unas horas después estábamos paseando por Ciudadela, la segunda ciudad en importancia de Menorca después de la capital, Mahón, oyendo las explicaciones de Jens, todo un experto tras haber vivido más de cinco años en la isla.Tomamos unas cervezas en "es Molí" (el molino), uno de los bares más antiguos de la ciudad, que ocupa las instalaciones de un viejo molino, y cenamos en casa Manolo, uno de los restaurantes del puerto.
Más tarde, en el silencio y la oscuridad de la cubierta, pudimos recapacitar sobre la cantidad y variedad de experiencias, en su mayoría nuevas, que habíamos disfrutado a lo largo del nuestro primer día de vacaciones y la velocidad vertiginosa a la que se había desarrollado el inicio de las mismas.

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